
En tiempos de confinamiento obligatorio, la televisión se convierte en un refugio casi obligado. Lo que ocurre es que en este país la parrilla televisiva de las cadenas generalistas es deplorable. No hablo ya de las cadenas privadas, que esas no tienen ningún sentido ético ni estético de la programación y les da igual ocho que ochenta, emitiendo a diez o doce perruzos en una isla o encerrados en una casa (fíjate, ahora sí tendría sentido lo del GH). Hablo más bien de la tele pública. En estos momentos de concentración de gente ante la caja tonta, es hora que TVE despliegue su arsenal logístico de archivo emitiendo cultura en todas sus modalidades. Es una oportunidad histórica para culturizar. Pero todo esto es una quimera. La caja tonta, más que entretener, idiotiza. Y así estamos "tos", aborregaos e idiotizaos. De donde no hay, no se puede sacar.