
Creo recordar, si no me equivoco que la última vez que un ciclista holandés hizo podio en una de las 3 Grandes Vueltas fue en el Tour de 1990 en el que Erik Breukink fue tercero. ¡Hace 27 años! ¡Ayer mañana! Y anteriormente habría que ir al Giro de 1988 en el que el mismo Breukink fue segundo y al Tour de ese mismo año en el que Steven Rooks fue segundo tras Perico Delgado.
Han tenido buenos ciclistas, muchos de ellos rodadores, pero la mayoría como mucho aspiraban a un top ten. El año pasado Steven Kruijswijk estuvo a punto de tocar el cielo en el Giro si no es por una desafortunada caída en la antepenúltima etapa. Robert Gesink o Bauke Mollema han conseguido ser 4º, 5º, 6º o 7º en el Tour o en la Vuelta. Pero no han hecho podio. Y Michael Boogerd fue el que más destacó a finales de los 90 y primeros años de siglo.
Desde 1990, el ciclismo holandés ha estado desaparecido en combate en cuanto a la lucha por la clasificación general de las grandes vueltas. Ha transcurrido demasiado tiempo para que un país eminentemente ciclista como los Países Bajos encuentre un digno sucesor de Zoetemelk, de Kuiper o de Raas. ¿Es la hora de Tom Dumoulin?
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