
El mundo del cine ha de rendirse ante un hombre como Martin Scorsese. Tras más de cuarenta años dirigiendo películas, este hombre sólo ha conseguido un Óscar al mejor director. Fue en 2006 con Infiltrados. Su filmografía es extensísima y abarca gran cantidad de géneros si bien el thriller, el cine negro es el territorio en el que este neoyorkino, contemporáneo de otros directores como George Lucas, Brian de Palma, Steven Spielberg, se ha movido como pez en el agua, ha conseguido sus mejores éxitos y ha brillado a una altura superlativa.
Robert de Niro, en sus inicios, y ahora Leonardo Di Caprio se han convertido en sus actores fetiche a lo largo de su trayectoria. Sus personajes más laureados han venido de la mano de Scorsese.
He citado sus obras más significativas anteriormente, pero es que no me resisto a citar otras que aunque tengan menos nombre me parecen fantásticas en su género. Así citaría New York, New York, ¡Jo, qué noche!, El color del dinero, El cabo del miedo, La edad de la inocencia, Gangs of New York, El aviador, Shutter Island o La invención de Hugo. Esta última, Hugo, es un prodigioso canto de amor al cine y sus inicios.
En definitiva, me parece acertadísimo y merecidísimo el Premio Princesa de Asturias de las Artes para este director neoyorkino con una trayectoria sublime en todos los géneros que ha abordado.
En su discurso de recogida del premio Scorsese citó al gran Luis Buñuel como un referente.
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