
Las cosas hay que analizarlas sin forofismos ni apasionamientos. En el periodismo deportivo, como en el general, lo único que hay son forofos de uno u otro bando. No hay información. Hay seguidismo y partidismo, lo cual no favorece la objetividad de la información deportiva.

Cuando hablan de soluciones, los sanedrines integrados por filósofos y catedráticos, hablan de la posible vuelta de Mourinho o Zidane y de si fichan a Mbappé o Neymar. Aquí todo se arregla con dinero. No se habla de planificación, de qué sistema debe caracterizar el juego del equipo o cuál es la filosofía del club. En otros equipos, eso está claro. Primero la filosofía y después los fichajes que se adapten a esa filosofía del club.
Aquí como están malacostumbrados a ganar, este debate no existe. Primero dinero, segundo dinero y tercero dinero para atraer a los mejores jugadores del mundo. Pero no se dan cuenta que el dinero, afortunadamente no lo es todo en el fútbol. La lección que les dio el Ajax el pasado martes fue espectacular. El Ajax es un equipo de cantera. La mayor parte de sus jugadores los saca de la cantera y no solo holandeses sino de muy diversas nacionalidades. Son chavales jóvenes que tocan la pelota con clase y calidad. Es todo un ejemplo a seguir.
Aquí en Madrid pensaban que todos los días era fiesta y que iban a ganar siempre la Champions League. Algún día tenían que bajar a la realidad. El Madrid ha ganado las tres últimas Champions porque ha sabido competir mejor que nadie en esa competición. Pero es que en la Liga doméstica ha sido incapaz de ganarla. Incluso ha quedado tercero.
Las causas del fracaso no creo que haya que buscarlas en la marcha del ansiao. Son más profundas y creo que arrancan en la falta de planificación desde un principio. Empezaron mal con el fichaje de Lopetegui, quién se demostró con el tiempo que el club era mucho arroz para tan poco pollo. Le venía muy grande. La única noticia buena de estos últimos meses ha sido el ascenso de un chaval de la cantera a la titularidad del primer equipo: Reguilón. Y poco más, las estrellas ya están demasiado hartas de ganar y cuando vienen mal dadas no tenemos a nadie.
Y mientras tanto el todopoderoso Florentino desaparecido en combate y sin dar explicaciones. ¿A nadie se le pasa por la cabeza dimitir?
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