Un europeo de balonmano es un
mundial en potencia. Las mejores selecciones europeas son también las mejores
del mundo. Ha habido un gran nivel a pesar de las bajas por Covid que ha
permitido aumentar los rosters de las selecciones sustituyendo a aquellos
jugadores infectados. Prueba del gran nivel ha sido que Francia, campeona
olímpica, y Dinamarca, campeona del mundo, han sido cuarta y tercera
clasificada respectivamente. Han caído contra Suecia y España en semifinales,
contra todo pronóstico. Se preveía una final Francia-Dinamarca y ésta ha sido
la final de consolación por el tercer puesto que ha caído a favor de los
daneses.
Los nuevos jugadores que han
entrado en la selección española parece que hubieran estado ya varios años
compitiendo, cuando en realidad acaban de debutar y lo han hecho de forma
magnífica. Agustín Casado e Ian Tarrafeta han cogido el relevo de Raúl
Entrerríos en la dirección del juego y han confirmado que el relevo del puesto
de central está muy bien asegurado. Chema Márquez, en los partidos que ha
disputado, ha demostrado una clase y una valía excepcional. Iñaki Peciña se ha
reafirmado como un defensa duro y aguerrido formando tándem con Gedeón
Guardiola o Miguel Sánchez Migallón. El otro novato, Kaudi Odriozola, ha
confirmado lo buenos que son los extremos en este país. Aleix Gómez, ha sido el
único hispano que ha formado parte del equipo ideal. Ha realizado un europeo
superlativo.
La única línea que adolecemos un
poco es la de pivote, aunque Adriá Figueras ha estado bien, pero se nota la
falta de un hombre como Aguinagalde que lo metía todo. Aun así, la actuación de
los hispanos ha sido muy buena.
El mejor jugador del torneo ha sido el sueco Jim Gottfridsson. El máximo goleador ha sido el islandés Omar Magnusson con 59 goles.
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