Ayer el señor Pablo Manuel Iglesias Turrión la volvió a cagar. Esta vez en la Universidad Complutense donde Iglesias Turrión se cree Dios y donde despreció a un periodista y con ello a todos aquellos que no le ríen las gracias. Piensa Pablo Manuel que la profesión periodística en España medra en sus puestos de trabajo por escribir contra Iglesias Turrión. Este ser endiosado piensa que todo el mundo está equivocado cuando le critican en sus crónicas y artículos. El que no le ríe las gracias lo considera poco menos que un diabólico personaje con cuerno, rabos y tridente al que hay que exterminar. Se considera en posesión de la verdad absoluta y ve a todo el mundo confabulado contra él. Rara confabulación ésta en la que periódicos y medios de muy diversa índole e ideología coinciden en destacar la egolatría de Pablo Manuel. Su discurso contra un periodista provocó el abandono de la sala de los demás periodistas. Se vio la verdadera cara de Iglesias Turrión. El que no conozca a Pablo Manuel, que lo compre.
A Iglesias Turrión le gustaría controlar los medios de este país, que se hablara y se publicara lo que él dijera, al más puro estilo chavista. No he visto en mi vida a un tipo tan altanero, altivo, arrogante, bravucón, chulo, creído, desdeñoso, ególatra, engolado, engreído, envanecido, envarado, fachendoso, fanfarrón, fantoche, fatuo, inmodesto, insolente, jactancioso, narcisista, orgulloso, pedante, petulante, prepotente, presumido, presuntuoso, pretencioso, soberbio, vanidoso. Bueno sí, hay otro igual y de ideología supuestamente opuesta, Aznar López. Los extremos se tocan.
Añado artículo de La voz de Galicia, de un escritor llamado Xose Carlos Caneiro acerca del incidente de Iglesias Turrión en la Universidad Complutense.
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