Bajo este título escribe Ignacio Escolar en eldiario.es un magnífico artículo sobre los personajes que han aparecido estos días con los llamados papeles de Panamá. No puedo estar más de acuerdo. En Islandia ha dimitido el primer ministro por este escándalo. Aquí no dimite ni Dios. Nada nuevo bajo el sol. Cada vez estoy más convencido que lo que conocemos de fraude fiscal, de gente que defrauda al erario público, es una gota en un océano, es una ínfima parte de lo que hay en realidad. Conocemos los papeles de Panamá de un despacho de abogados dedicados a crear sociedades opacas que eludan el fisco. Pero es que hay miles de despachos en Panamá y todos los paraísos fiscales del mundo. Y hay miles de bancos en paraísos fiscales. El informe Falciani era de un banco suizo en concreto. Pero, ¿qué hay en los miles y miles de bancos y despachos del mundo que amparan y esconden a gente que evade impuestos? No lo vamos a saber nunca.
Ahora cuando salen estos papeles, parece que nadie sabe nada, todos callan. O en el mejor de los casos admiten la irregularidad y le dan al ventilador diciendo que eso lo hace todo el mundo. Vergonzoso. Me produce especial repugnancia, por seguimiento deportivo, la práctica que utilizó la Real Sociedad en los primeros años de siglo para pagar a sus jugadores extranjeros. Ahora te explicas cómo el equipo estaba en una burbuja deportiva y financiera en esos años.
No sabemos ni una ínfima parte del fraude total contra la Hacienda Pública que hay en este país. Ese es el drama. Está bien que se sepa quiénes utilizan estos paraísos fiscales y luego dan lecciones de ética en su país. La picaresca forma parte del gen de España en toda su historia. Y la hipocresía y la falsedad también. Aquí el más tonto hace botijos.
Pilar de Borbón, Michel Platini, Alex Crivillé, Iván Zamorano, Pedro Almodóvar, ... ¡Se van cayendo mitos como fichas de dominó!
Adjunto artículo de Ignacio Escolar.
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