Estoy totalmente de acuerdo con la opinión de Javier Marías en el artículo del 12 de junio titulado Veamos a quién admiras. Podemos ha hecho del oportunismo y del pragmatismo su forma de ser y actuar, sin vergüenza, complejo o rubor algunos por cambiar tanto de parecer. Un día digo que no existe la izquierda ni la derecha, que es un juego de trileros; otro día digo que lo que hay es arriba y abajo (como la serie) y que somos transversales; otro día me abrazo a Anguita y lloro; y hoy digo que soy socialdemocráta y que Marx y Engels fueron socialdemócratas, y me quedo tan ancho. Uno, con tal de conseguir el poder, se hace de lo que sea. Se hace hasta de la Ética de la razón pura, de Inmanuel Kant. No me negará el señor Marías, el marxismo de los señores de Podemos, pero no de Carlos sino de Groucho; estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros.
Y coincido con Marías en que la discrepancia la toleran muy mal. No se les puede criticar porque enseguida te tachan de ultraderechista o retrógrado. Estos señores de la nueva política se han convertido ya en la casta que tanto criticaban. Ahora el líder supremo actúa con piel de cordero para no meter la pata, no vaya a ser que se le venga abajo el chiringuito. Todos sabemos que bajo esa piel de cordero supura pedantería, prepotencia, chulería, egolatría y narcisismo por un tubo. Y no sé realmente si es más peligrosa la ignorancia o la impostura que demuestra el señor Iglesias Turrión. Como decía Juan Valera, "quién no te conozca, que te compre".
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