El triunfo de Nairo Quintana en esta edición de la Vuelta Ciclista a España amén del tercer puesto obtenido por Esteban Chaves, ha puesto de manifiesto la excelente salud que goza el ciclismo en Colombia con una generación estupenda de corredores jóvenes con un talento y un futuro prometedores. Quintana, Chaves, López, Atapuma, Pantano, Urán y muchos más constituyen una exitosa realidad que promete continuar en los próximos años con nuevos triunfos. Por de pronto, Quintana ya tiene en su haber un Giro y una Vuelta, y le queda la espina del Tour donde ha sido dos veces segundo. Veamos la trayectoria de estos pequeños grandes ciclistas a lo largo de la Historia de este deporte.
Esta historia se remonta a 1984 cuando los primeros colombianos saltan el charco y llegan a Europa a correr en equipos europeos. Se caracterizaban por ser pequeños, menudos pero con una habilidad sobrenatural para escalar y subir los puertos más duros con una facilidad endiablada. Les apodaban como escarabajos. Concretamente a España llegaron al Teka ese año, Patrocinio Jiménez y Edgar Corredor, que fueron los primeros ciclistas colombianos que compitieron en nuestro país. Estuvieron un año a las órdenes de José Antonio González Linares y Luis Ocaña, que dirigían al equipo santanderino ese año e hicieron 7º y 5º clasificados respectivamente en la Vuelta de ese año. A Francia llegaron otros dos colombianos, Reynel Montoya y Martín Ramírez, para correr en el système U, de Jean-René Bernardeau. Y a Bélgica, llegaron otros dos, Pacho Rodríguez y Pablo Wilches, al Splendor de Claude Criquelion. Todos los citados fueron los pioneros del ciclismo colombiano en el viejo continente, fueron los que abrieron la puerta a muchos compatriotas suyos que posteriormente vendrían a correr a equipos europeos o a participar en las grandes vueltas.
Al año siguiente se produce la irrupción de los grandes ciclistas de la década de los ochenta con la participación del equipo Café de Colombia en el Tour y en la Vuelta de ese año 1985. Lucho Herrera y Fabio Parra son las estrellas del ciclismo colombiano en esos años y su presencia en los Top 10 de las grandes vueltas será continua durante los cinco o seis años siguientes. Herrera y Parra hacen 7º y 8º en la General del Tour del 85 y Parra hace 5º en la Vuelta de ese año. Además Pacho Rodríguez, que había fichado por el Zor de Javier Mínguez, hizo 3º en la Vuelta, lo que le convirtió en el primer colombiano en hacer podio en una Gran Vuelta por Etapas.
Lucho Herrera ganaría la montaña del Tour en el año 1985 y 1987, además de la General de la Vuelta del 87, la primera gran Vuelta ganada por un ciclista colombiano en la historia. "El jardinerito" se convirtió en el primer ídolo de masas de este deporte en Colombia. Ganó también el Gran Premio de la Montaña en el Giro del 89 y en las Vueltas del 88 y 91. A todo esto hay que sumar el 6º puesto en la General del Tour de 1988 y el 8º puesto en el Giro de 1992, con lo que completaba su carrera habiendo sido top ten en las 3 grandes vueltas por etapas.
En esos años aparecería otro gran equipo colombiano que participaría en las Grandes Vueltas, el Ryalcao Manzana Postobón, con ciclistas de la talla de Óscar de Jesús Vargas, 5º y 3º respectivamente en las Vueltas del 87 y 89.
En 1988, el equipo alicantino Kelme de Rafa Carrasco ficha a Fabio Parra como jefe de filas y empiezan a llegar los éxitos. Fabio se convierte en el primer ciclista colombiano en hacer podium en el Tour de Francia, concretamente consigue el tercer puesto detrás de Steven Rooks y Pedro Delgado. Fabio Parra cosecharía sus mejores actuaciones en la Vuelta, donde haría 5º, 2º, 5º, 5º y 7º en las Vueltas que van desde 1988 a 1992 inclusives y respectivamente. Fue el segundo gran ciclista de Colombia en aquellos años.
El Kelme desde 1987 y en toda la década de los noventa se convierte en una especie de sucursal del ciclismo colombiano en España donde da cabida a muchísimos escarabajos como Oliverio Rincón, Hernán Buenahora, Martín Farfán, Angel Camargo, Chepe González, Santiago Botero, ...
Tras la retirada de Fabio Parra y Lucho Herrera, a partir de 1993, el ciclismo colombiano entra en una crisis en cuanto a hombres candidatos a disputar la general de las Grandes Vueltas. Sus éxitos se reducen a triunfos de parciales de etapas o algún top ten de gente con menos nombre que los aludidos como Oliverio Rincón (4º Vuelta 93, 5º Vuelta 94, 5º Giro 95), Álvaro Mejía (4º Tour 93), Nelson Rodríguez (6º Giro 94), Hernán Buenahora (10º Tour 95, 5º Giro 2000). Los años que van del 96 al 99 del pasado siglo son de auténtica sequía en cuanto a triunfos de ciclistas colombianos.
En el año 2000 aparece un ciclista, Santiago Botero, que rompe el molde típico del ciclista colombiano al ser más rodador y mejor contrarrelojista que escalador y así hace 7º en el Tour de ese año y 8º en el 2001 y 4º en el 2002, si bien estos resultados hay que cogerlos con pinzas porque estamos hablando de los años aciagos del Tour, los años borrados de la historia como consecuencia del dopaje de Lance Armstrong y de muchos otros ciclistas. Botero también se vio implicado en algún asunto de dopaje.
De estos años negros de la primera década de este siglo XXI, destacamos un 9º puesto en el Giro del 2006 de Víctor Hugo Peña, en el Phonak, un equipo que se vería envuelto en casos masivos de dopaje.
Hay unos 15 años, los que van de 1996 a 2011, en los que el ciclismo colombiano está en la travesía del desierto. No es visible prácticamente. A partir de 2012 empieza a aparecer una nueva generación de ciclistas colombianos encabezados por Rigoberto Urán y Sergio Henao, que serán la punta de lanza de la extraordinario pléyade actual. Urán hace 7º, 2º y 2º en el Giro de los años 2012, 13 y 14 respectivamente. También Carlos Betancur irrumpe de forma asombrosa haciendo 5º en el Giro del 2013. Pero es aquí, cuando aparece con una fuerza inusitada un portento de la naturaleza llamado a hacer grandes cosas en este deporte. Aparece Nairo Alexander Quintana Rojas haciendo segundo en el Tour de 2013 y ganando al año siguiente el Giro del 2014. En 2015 hace otra vez segundo en el Tour, y en este año 2016, hace 3º en el Tour y gana la Vuelta a España. Estamos ante el mejor ciclista colombiano de la historia.
Sin olvidarnos tampoco de la irrupción arrolladora de un ciclista añiñado con su eterna sonrisa en la cara, el Chavito, Johan Esteban Chaves, 5º en la Vuelta del 2015, 2º en el Giro del 2016 y 3º en la Vuelta de 2016. Otra auténtica estrella de este deporte que de no ser por la coincidencia y competencia con su compatriota Quintana, estaría con opciones de disputar las Grandes Vueltas.
Si a esto añadimos los triunfos parciales de etapas, clásicas o pequeñas vueltas de gente como Miguel Ángel López, Darwin Atapuma, Winer Anacona, Carlos Betancur, Jarlinson Pantano, Sergio o Sebastián Henao o Rigoberto Urán, podemos concluir que estamos ante la mejor generación de ciclistas colombianos de la historia. Bueno, y se me olvidaba. Ahora también cuentan hasta con un sprinter de primera línea, Fernando Gaviria, engrosado en la apabullante nómina del Etixx-Quick Step, que está ganando volatas a los europeos en pequeñas vueltas y clásicas.
En 1988, el equipo alicantino Kelme de Rafa Carrasco ficha a Fabio Parra como jefe de filas y empiezan a llegar los éxitos. Fabio se convierte en el primer ciclista colombiano en hacer podium en el Tour de Francia, concretamente consigue el tercer puesto detrás de Steven Rooks y Pedro Delgado. Fabio Parra cosecharía sus mejores actuaciones en la Vuelta, donde haría 5º, 2º, 5º, 5º y 7º en las Vueltas que van desde 1988 a 1992 inclusives y respectivamente. Fue el segundo gran ciclista de Colombia en aquellos años.
El Kelme desde 1987 y en toda la década de los noventa se convierte en una especie de sucursal del ciclismo colombiano en España donde da cabida a muchísimos escarabajos como Oliverio Rincón, Hernán Buenahora, Martín Farfán, Angel Camargo, Chepe González, Santiago Botero, ...
Tras la retirada de Fabio Parra y Lucho Herrera, a partir de 1993, el ciclismo colombiano entra en una crisis en cuanto a hombres candidatos a disputar la general de las Grandes Vueltas. Sus éxitos se reducen a triunfos de parciales de etapas o algún top ten de gente con menos nombre que los aludidos como Oliverio Rincón (4º Vuelta 93, 5º Vuelta 94, 5º Giro 95), Álvaro Mejía (4º Tour 93), Nelson Rodríguez (6º Giro 94), Hernán Buenahora (10º Tour 95, 5º Giro 2000). Los años que van del 96 al 99 del pasado siglo son de auténtica sequía en cuanto a triunfos de ciclistas colombianos.
En el año 2000 aparece un ciclista, Santiago Botero, que rompe el molde típico del ciclista colombiano al ser más rodador y mejor contrarrelojista que escalador y así hace 7º en el Tour de ese año y 8º en el 2001 y 4º en el 2002, si bien estos resultados hay que cogerlos con pinzas porque estamos hablando de los años aciagos del Tour, los años borrados de la historia como consecuencia del dopaje de Lance Armstrong y de muchos otros ciclistas. Botero también se vio implicado en algún asunto de dopaje.
De estos años negros de la primera década de este siglo XXI, destacamos un 9º puesto en el Giro del 2006 de Víctor Hugo Peña, en el Phonak, un equipo que se vería envuelto en casos masivos de dopaje.
Hay unos 15 años, los que van de 1996 a 2011, en los que el ciclismo colombiano está en la travesía del desierto. No es visible prácticamente. A partir de 2012 empieza a aparecer una nueva generación de ciclistas colombianos encabezados por Rigoberto Urán y Sergio Henao, que serán la punta de lanza de la extraordinario pléyade actual. Urán hace 7º, 2º y 2º en el Giro de los años 2012, 13 y 14 respectivamente. También Carlos Betancur irrumpe de forma asombrosa haciendo 5º en el Giro del 2013. Pero es aquí, cuando aparece con una fuerza inusitada un portento de la naturaleza llamado a hacer grandes cosas en este deporte. Aparece Nairo Alexander Quintana Rojas haciendo segundo en el Tour de 2013 y ganando al año siguiente el Giro del 2014. En 2015 hace otra vez segundo en el Tour, y en este año 2016, hace 3º en el Tour y gana la Vuelta a España. Estamos ante el mejor ciclista colombiano de la historia.
Sin olvidarnos tampoco de la irrupción arrolladora de un ciclista añiñado con su eterna sonrisa en la cara, el Chavito, Johan Esteban Chaves, 5º en la Vuelta del 2015, 2º en el Giro del 2016 y 3º en la Vuelta de 2016. Otra auténtica estrella de este deporte que de no ser por la coincidencia y competencia con su compatriota Quintana, estaría con opciones de disputar las Grandes Vueltas.
Si a esto añadimos los triunfos parciales de etapas, clásicas o pequeñas vueltas de gente como Miguel Ángel López, Darwin Atapuma, Winer Anacona, Carlos Betancur, Jarlinson Pantano, Sergio o Sebastián Henao o Rigoberto Urán, podemos concluir que estamos ante la mejor generación de ciclistas colombianos de la historia. Bueno, y se me olvidaba. Ahora también cuentan hasta con un sprinter de primera línea, Fernando Gaviria, engrosado en la apabullante nómina del Etixx-Quick Step, que está ganando volatas a los europeos en pequeñas vueltas y clásicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario