Cuentan que la hechicera Circe usaba encantamientos para convertir a los hombres en animales y esta suerte corrieron los compañeros de Odiseo hasta que su líder los rescató. Durante su travesía, el héroe griego visitó la isla de Ea con sus acompañantes, a los que Circe transformó en animales. Para poder rescatarlos, Odiseo recibió la ayuda de Hermes, que le proporcionó una hierba que lo inmunizó contra los encantamientos. Así, Odiseo no sucumbió al hechizo de Circe y en cambio la obligó a restablecer la forma humana de sus amigos. Circe se enamoró de ese hombre capaz de resistir a sus sortilegios, y Odiseo permaneció en la isla junto a ella durante una larga temporada.
Según la mitología griega, Circe, la hechicera, era hija de Helios y de Perseis; hermana de Pasífae y de Eetes; tía de Medea y esposa de Minos. Vivía en la isla de Ea, y era considerada una maga poderosa.
Cuando Odiseo llegó a aquella isla después de estar en el país de los lestrigones (tribu mitológica de gigantes antropófagos) y de perder a varios de sus hombres, envió a los sobrevivientes, al mando de Euriloco, a hacer un reconocimiento del lugar. Los acompañantes de Ulises se internaron en la isla hasta llegar a un valle en el que destacaba un brillante palacio.
Con excepción de Euriloco, quien decidió permanecer montando guardia, los demás griegos entraron y se encontraron con Circe, la dueña, quien los recibió de manera hospitalaria invitándolos a participar de un banquete.
Euríloco, atento a los acontecimientos, fue testigo de cómo sus compañeros probaban los manjares con que eran convidados y a continuación, cuando Circe los tocaba con una varita, quedaban de inmediato convertidos en animales. Tras ello, la artera Circe encerraba al grupo en sus establos.
Impactado por lo sucedido, Euríloco escapó y fue en busca de Odiseo para ponerlo al tanto de lo que había visto. Enterado de la afrenta, Odiseo se dispuso a rescatar a sus hombres y recibió para ello la ayuda del gran heraldo, el divino Hermes, quien le dio la clave para vencer las artes mágicas de Circe. Hermes le proporcionó una planta capaz de neutralizar los efectos de los brebajes de la hechicera, gracias a la cual el héroe estaría a salvo.
Portando este secreto, Odiseo se presentó en el palacio de Circe y como era habitual, ella lo acogió amablemente y le ofreció una bebida. Odiseo la aceptó, pero sin que Circe se percatara, le agregó a la copa, antes de beberla, la planta que llevaba consigo y merced a la cual, cuando Circe lo tocó con su varita no logró hacerle ningún efecto.
Tras la sorpresa de la hechicera, Odiseo sacó su espada, y obligó a Circe a jurar que liberaría a sus hombres del embrujo. Conseguido esto, el héroe permaneció con Circe una temporada, entregándose a placeres y regios pasatiempos. Sin embargo, Penélope seguía presente en sus pensamientos. Y si bien Circe se enamoró del héroe y de la unión nacieron Telégono y Casífone, al cabo de un tiempo Odiseo abandonó la isla.
Circe también intervino en la travesía de los Argonautas, cuando estos últimos viajaban de regreso todavía al mando de Jasón y en compañía de Medea (gracias a quien traían el célebre vellocino). El Argos hizo parada en la isla de Ea, y allí los recibió la hechicera Circe y purificó a Jasón y a Medea por la triste muerte del joven Apsirto.
La poderosa Circe era de naturaleza vengativa, y en cierta ocasión se enamoró del dios marino Glauco, pero éste prefirió el amor de Escila. La despechada hechicera transformó a esta última en un monstruo que en la parte superior era una mujer y en la inferior tenía perros feroces que todo lo devoraban. Según otra versión, Poseidón se enamoró de Escila y fue Anfititre la que solicitó a Circe que transformara a su rival, a modo de venganza. Lo que queda en claro es que la habitante de Ea era tan peligrosa como apasionada.
Grandes historias de la mitología.
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