Leo el reportaje sobre Usain Bolt de El País Semanal del 11 de diciembre firmado por Álvaro Corcuera y me da la sensación que este hombre ha corrido los dos últimos años gracias a las bravuconadas de Justin Gatlin quién le desafiaba y retaba vociferando demasiado. Si no hubiera sido por eso, probablemente Bolt ya se habría retirado. Este hombre ya ha conseguido todo lo que quería y no tiene aliciente para seguir corriendo.
Está cansado. No hay nadie que a corto plazo ponga en peligro su reinado o sus marcas en 100 y 200. Probablemente, los récords de esas distancias perdurarán durante los próximos 20 años, tiempo aproximado que se calcula para que surja un fenómeno como el jamaicano. No obstante, hoy en día todavía perviven récords en atletismo de más de 30 años, la mayor parte de ellos de aquella Europa del Este de los ochenta con la RDA y la URSS, si bien sobrevuela sobre ellos la sospecha latente de la sombra del dopaje.
Bolt se retira porque está harto de ganar y el hombre se aburre de no tener rivales. Tiene tan solo 30 años y el dinero por castigo. ¿Para qué se va a esforzar más? Lo ha conseguido todo en la velocidad: 20 medallas de oro entre Juegos Olímpicos y Mundiales; 3 veces campeón olímpico en 100 y 200; 3 veces campeón mundial en 100 y 4 en 200; récord del mundo en 100 m con 9,58 segundos y en 200 m con 19,19. ¿Quién da más? Ahí queda eso. El que quiera que lo supere.
Esto de Bolt me recuerda a una anécdota del gran Mágico González, genial jugador salvadoreño del Cádiz C.F., en la década de los ochenta. Jorge Alberto, que así se llamaba el susodicho, tenía por costumbre dormir demasiado y salir por las noches. Le confundía la noche como a Dinio. Su fama de fiestero le perseguía pero los aficionados y dirigentes se lo perdonaban porque luego en el campo era un fenómeno. Bueno, pues cuentan que un día no se presentó al entrenamiento (de los miles de días que no acudía) y el entrenador del Cádiz de aquélla época (que no sé si sería Milosevic, Joanet o Vidal) mandó a su casa un grupo flamenco para que le despertase. Ese grupo lo despertó al sonido de las palmas y cantares y el gran Mágico respondió: Que conste que me levanto porque me gustan las sevillanas.😛😛😛
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