Durante estos días se han disputado dos vueltas con sello World Tour, la París-Niza y la Tirreno-Adriático. Pues bien, la prueba francesa la ha ganado una gran promesa del ciclismo español, el catalán del Movistar Marc Soler. En la París-Niza ha habido gran protagonismo de ciclistas españoles y en la Tirreno-Adriático, Mikel Landa ha tenido opciones de ganarla hasta el último día, donde ha fracasado en la contrarreloj final. Este es un tema a mejorar para el corredor alavés si quiere ganar la general de una gran vuelta.
Es curioso lo que ha sucedido. Mientras la París-Niza presentaba un recorrido muy montañoso, los ciclistas participantes no eran de campanillas, más bien, los equipos mandaban a sus segundos o terceros espadas, como en el caso de Marc Soler. Y sin embargo, en la Tirreno-Adriático, que presentaba un recorrido menos montañoso y más diverso (2 contrarrelojes, etapas llanas y una etapa con final en alto), han acudido la mayoría de los gallos del pelotón (Froome, Aru, Nibali, Dumoulin, López, Bardet, A.Yates, Meintjes,...). No obstante, a todos éstos prácticamente no se les ha visto. Se han visto a corredores de segunda fila.
Hay que alegrarse del triunfo de Marc Soler porque es un tremendo indicador de futuro. La proyección de este ciclista es abrumadora a pesar de ser el cuarto en discordia en Movistar detrás de los tres gallos: Quintana, Landa y Valverde. En París-Niza, sus rivales han sido los españoles Ion y Gorka Izagirre y el australiano Simon Yates. David de la Cruz también ha destacado ganando la última etapa, al igual que lo hizo el año pasado.
Iremos viendo.
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