
Nadie pensaba hace una semana que la moción de censura iba a prosperar. Pero la hartura ciudadana ha llegado al límite y los partidos han estallado. Han apoyado todos los partidos la moción salvo el que sustentaba al anterior gobierno (PP) y el partido cuñadista de Rivera, un tipo soberbio, endiosado por las encuestas, un tipo oportunista que mea colonia y que es capaz de sorber y soplar al mismo tiempo, capaz de decir una cosa y la contraria sin ruborizarse. No hace nada más que pedir elecciones a diestro y siniestro. Es increíble que no apoye una moción de censura contra Rajoy por el simple hecho de que el candidato es Pedro Sánchez.
A Pedro Sánchez le van a hacer la vida imposible. No le van a dar 100 días ni por asomo. Le acusarán de etarra, independentista o radical por los intolerantes de toda la vida. Pero lo cierto es que este hombre estaba muerto políticamente en octubre de 2016 cuando dimitió como secretario general y diputado para no apoyar la investidura de Rajoy. Siguió insistiendo, ganó abrumadoramente las primarias, se hizo de nuevo con la secretaría general y cuando nadie daba un duro por él, ha hecho lo que tocaba hacer, censurar a Don Tancredo por el inmovilismo repugnante e inasumible. Es tremendo. Un renacido cual ave fénix ha sido capaz de destituir a un gobierno corrupto.
Barrunto legislatura corta porque el ambiente va a ser inaguantable por las ganas de revancha y venganza ante una destitución inesperada. Elecciones habrá en unos meses. Va a haber juego sucio, patadas en los tobillos. Veremos
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