Roy Batty

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jueves, 12 de mayo de 2016

Dr.Jekyll Iglesias y Mr.Hyde Turrión

Leía ayer un artículo de Jose Mari Calleja en El Diario.es, titulado Pablo se abraza a los cenizos y gruñones y no puedo estar más de acuerdo con este profesor de periodismo y una de las mentes más lúcidas y bien amuebladas que pululan en la actualidad por las tertulias de televisión, lo cual tiene su mérito entre tanto fantoche, fanático y forofo. No tardarán las hordas podemitas en descalificarle e insultarle, cosa que a un tipo que luchó contra el terrorismo como nadie y estuvo amenazado por ETA, se la refanflinfa.



Hoy en Espejo Público, Jose Mari decía, al hilo de una entrevista al señor Iglesias Turrión en Público (diario podemita) en la que decía que él tiene más feeling con Madina, que Pablo Manuel tiene una caradura impresionante, que los días pares le permite aparecer como el salvador de todos los males y el azote del PSOE, y los días impares aparece como un corderito, una monjita de la caridad que busca el acuerdo con el PSOE. Añadía Calleja que el único objetivo que tiene Iglesias Turrión es dar el sorpasso al PSOE. No tiene otro. Y que la gente ya le ha pillado la matrícula a este tipo que ahora se casa y absorbe a IU después de haberles dicho de todo porque sabe que si va solo pierde votos a mansalva. La gente ya le ha calao. No puedo estar más de acuerdo con el análisis de Jose Mari Calleja.

Y añado más. Ya lo vengo diciendo mucho tiempo atrás. Pablo Manuel es como el protagonista de Dama, dama, de Cecilia. Quiere ser la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro con tal de dejar su sello. Cada día saca una invención para meter el dedo en el ojo del PSOE, para tratar de dividir a los socialistas. Hoy lo hace con la referencia a Madina y antes de ayer con la propuesta de listas conjuntas al Senado. Es la forma de ser de este tipo que ahora va con piel de cordero, pero que es un lobo con todas las letras. Quién no le conozca que le compre.

Recomendable la lectura de este artículo como todo lo que escribe Jose Mari Calleja.

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