Esta leyenda se ubica en Caria (actual Turquía). Selene era una antigua diosa lunar que se enamoró de un pastor muy bello de Caria, Endimión. Los amantes, profundamente enamorados, se unieron en una gruta del monte Latmo. Zeus le concedió un deseo al pastor: éste pidió permanecer eternamente joven. Dormido en un sueño perpetuo, abría los ojos cada vez que su amada llegaba a su morada. Selene todas las noches se acostaba al lado de Endimión y según algunos mitólogos, le dio cincuenta hijas, conocidas como las Menaes, diosas lunares, indispensables en la medición del tiempo para los antiguos griegos.
La antigua Selene era hija de los titanes Hiperión y Tea. Esta diosa fue paulatinamente suplantada en su culto por Ártemis, por eso algunos poetas la describen como hija de Zeus o de Palas. En la genealogía divina tradicional, Helios, el sol, es su hermano. Cuando Helios termina su viaje por el cuerpo celeste, su hermana Selene comienza el suyo, y es allí cuando cae la noche. Otra hermana, Eos, es la diosa de la aurora, y también tuvo un amante humano: Céfalo.
Si bien a Endimión se lo caracteriza como un pastor, pasaba por ser hijo de Cálice y Etlio, nieto, por lo tanto, de Zeus. En otras versiones se lo nombra como hijo del propio dios. Reinó en Élide después de destronar a Clímeno. Al morir puso como condición que lo sucediera en el trono uno de sus hijos, el que ganara en una carrera entre los hermanos. Por eso reinó luego Epeo, que corrió con Peón y con Etolo. La leyenda más citada de Endimión lo hace, sin embargo, un simple pastor, aunque de una belleza sin igual.
La historia de Endimión y Selene fue contada por Apolonio de Rodas. Selene vio a Endimión dormido en una cueva cerca de Mileto, donde el muchacho se había refugiado para descansar. Ambos se enamoraron. Existen dos versiones del pedido de Selene a Zeus, pero tienen el mismo resultado. En una, la diosa le pide a Zeus que dé a Endimión el don de la vida eterna para que nunca la abandone. En otra, la diosa le pide al dios que le conceda a Endimión el deseo que éste quiera, y el joven pide dormir un sueño eterno del que sólo deba salir para recibir a la diosa.
El mito es muy antiguo. Cicerón decía que la diosa había actuado por su cuenta, sin intervención de Zeus, con lo que la historia que ha llegado a nuestros días es una adaptación (hecha en la era olímpica) de un mito arcaico. Lo cierto es que Selene bajaba a la cueva del monte Lamos para visitar a su amante dormido. De este amor nacieron cincuenta hijas, las Menaes. También se dice que la pareja concibió a Naxo.
La tumba de Endimión puede hallarse en el estadio de Olimpia, justo en el lugar de salida de los corredores. Los habitantes de Caria dicen que se encuentra en el monte Latmo, donde hay un santuario erigido en su honor. Plinio el Viejo menciona a Endimión como el primer ser humano que observó los movimientos de la Luna, y que recibió la consideración de ésta.
Selene, una mujer hermosa de rostro pálido, tuvo otros amores, según cuentan los himnos homéricos. Se dice que con Zeus concibió a tres hijas. Fue amante también del dios Pan, quien la sedujo envuelto en una piel de oveja y le hizo significativos regalos. Entre éstos, el carro de plata tirado por bueyes blancos con que es frecuentemente representada. También se la suele retratar con una media luna en la cabeza, llevando una antorcha y cubriendo su cuerpo con túnicas.
La selenología es la geología de la luna. Al ser el cuerpo celeste más cercano a la Tierra, es el más conocido geológicamente, ya que se han tomado muestras de distintas regiones lunares. Las misiones tripuladas Apolo trajeron para su estudio 382 kilos de rocas. Se estudia en detalle su composición para generar teorías sobre la formación de la Luna y de los cuerpos celestes. En otra época, se llamó selenitas a los supuestos habitantes lunares.
Grandes Historias de la Mitología.
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