La historia de Ilias Fifa narrada por Maite Nieto en EPS del 7 de agosto me trae a la mente la hipocresía de la sociedad en la que vivimos. Me explico. La historia de Ilias Fifa es una infinitesimal historia de un drama actual con final feliz: huye de Marruecos en los bajos de un camión, llega a España, se va a Barcelona y allí tiene la suerte que en el centro de acogida de menores al que le derivan le apuntan a un club de atletismo.
Y de ahí a la gloria final que conocemos de Amsterdam. Esto para cualquier inmigrante que huye de la miseria es una quimera, sería el sueño perfecto. Desgraciadamente la realidad no es así. Ahora cuando vemos desfilar en unas Olimpiadas un equipo formado por refugiados de países en conflicto, me pregunto porqué las autoridades que les aplauden al desfilar no han hecho nada por evitar que exista ese equipo, es decir, por eliminar la guerra o el hambre que asola sus territorios y evitar que huyan de su país de origen y puedan desfilar con la bandera de su país. El equipo de refugiados es una forma hipócrita que tiene el primer mundo de lavar sus conciencias ante la inacción con el drama de los refugiados en cualquier parte del mundo. Dicho esto, por supuesto, deseamos suerte a Fifa en los Juegos aunque Mo Farah y la legión de africanos es mucha tela que cortar.
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