Morfeo es hijo de Hipno (sueño), y dibuja las diversas personas que aparecen en los sueños. Está provisto de alas y tiene como atributo una flor de adormidera. Morfeo era el principal de los Oniros, las mil personificaciones de los sueños o, lo que es lo mismo, los mil hijos de Hipno. Aparece en obras de Ovidio y de Homero. Se lo representaba con alas que batía velozmente y en el más profundo silencio; esto le permitía llegar a cualquier rincón de la Tierra. Inducía los sueños de los durmientes y adoptaba una apariencia humana para aparecer en ellos. Sobre todo tomaba la imagen de los seres queridos, permitiendo a los mortales huir por un momento de las intrigas de los dioses.
Ovidio cuenta en La metamorfosis que Morfeo duerme en una cama de ébano, en una cueva suavemente iluminada, rodeado de flores de adormidera o amapolas (papaver somniferum). También cuenta que mientras sus hermanos Fobetor y Fantaso eran responsables de los animales, objetos inanimados y sus apariciones en los sueños, Morfeo se centraba en los humanos.
Su padre era Hipno, la personificación del sueño, que era a su vez hijo de Nix, la noche, y hermano gemelo de Tánato, la muerte. Homero cuenta en la Ilíada que la diosa Hera fue en busca de Hipno para que hiciera que Zeus cayera en un sueño profundo. La diosa le prometió un trono de oro y un taburete hecho por Hefesto para que, subido a él, pudiera participar de los festines que se daban los dioses. El prudente Hipno le contestó que no se atrevía a engañar a Zeus, pues ya lo había hecho una vez y había debido correr a refugiarse con su madre, la Noche, para escapar de la ira de Zeus cuando éste se despertó. Pero accedió finalmente, cuando la diosa le prometió como esposa a una de las Cárites (diosas de la belleza y la creatividad) llamada Pasitea. Y la acción no tuvo finalmente consecuencias para el gestor del sueño.
Ovidio sitúa la morada de Hipno en el mítico país de los Cimerios, en una gruta donde no llega el sol y todo reposa en un sueño mágico. Este dios convive con una serie de geniecillos del sueño, que sólo interrumpen su descanso para visitar a los mortales en medio de la noche. Virgilio imagina la mansión de Hipno en el infierno, pues de esa gruta mana Lete, la Fuente del Olvido, cuyas aguas llegan al submundo.
Ovidio describe a Morfeo en La metamorfosis como un gran simulador: "Ninguno otro más diestramente reproduce el caminar y el porte y el sonido del hablar. Añade además los vestidos y las más usuales palabras de cada cual. Pero él solo a hombres imita". Luego describe a sus hermanos: "Otro se hace fiera, se hace pájaro, se hace, de largo cuerpo, serpiente: a él llaman Ícelo los altísimos, el mortal vulgo lo llama Fobétor. Hay también de diversa arte un tercero, Fántaso. Él a la tierra, a una roca, a una ola, a un madero y a cuanto vacío está todo de ánima, falazmente encarna. Él, a los reyes y a los generales suele mostrar su rostro; otros recorren los pueblos y la plebe. Prescinde de ellos su señor y de todos los hermanos sólo a Morfeo el Sueño elige, para que lleve a cabo lo revelado por la Taumántide, y de nuevo en una blanda languidez, relajada deponga la cabeza y en el cobertor profundo se resguarde".
Según Homero, los hermanos de Morfeo vivían en una caverna del Érebo. Los dioses les enviaban sueños a los mortales desde una de las dos puertas allí situadas: los sueños auténticos surgían de una puerta hecha de cuerno, mientras que los sueños falsos se abrían paso desde una puerta hecha de marfil. Morfeo murió fulminado por Zeus por haber revelado secretos a los mortales a través de sus sueños.
Grandes historias de la mitología.
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