Paralela y coetáneamente a la actuación de los gimnastas Chukarin, Shakhlin y Latynina, se desarrolló la carrera de un gimnasta japonés que fue el precursor de los grandes campeones de gimnasia de su país. Me refiero a Takashi Ono, ganador de 13 medallas olímpicas (5 Oros, 4 Platas y 4 Bronces) repartidas a lo largo de 4 JJ.OO., los que van desde Helsinki 1952 hasta Tokio 1964. Fue un auténtico especialista en la barra fija, aunque también brilló de forma destacada en las demás disciplinas de la gimnasia deportiva.
Takashi Ono nació en Noshiro, Japón en 1931. Su primer éxito llegó en 1949 cuando ganó los campeonatos nipones escolares. Tres años después acudió en Helsinki a su primera cita olímpica y regresó a casa con una medalla de bronce en la modalidad de salto. En 1954 viajó con el equipo de su país a los Campeonatos del Mundo en Roma, donde el combinado nipón obtuvo la medalla de plata y el reconocimiento internacional a su calidad técnica.
La explosión profesional de Takashi Ono se produjo definitivamente en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956, donde el gimnasta consiguió la medalla de plata por equipos y cuatro metales más en su concurso individual: el oro en barra horizontal, la plata en concurso general y en caballo con arcos, y el bronce en paralelas. Convertido en líder indiscutible de su equipo, Takashi Ono abanderó el dominio japonés en el deporte de la gimnasia durante algunos años más.
Los Campeonatos del Mundo de 1958 dieron a Ono la posibilidad de obtener cuatro medallas de plata, en las disciplinas de suelo, paralelas, concurso general y clasificación por equipos, y una de bronce en salto. Con este exitoso precedente, el conjunto japonés llegó dos años después a Roma para disputar la olimpiada. El equipo logró el oro y su estrella cinco nuevos podios: campeón en barra y salto, subcampeón en concurso general y medalla de bronce en anillas y paralelas.
En la nueva cita internacional celebrada en Praga 1962, el combinado japonés se proclamó campeón mundial y Ono no dejó escapar la medalla de oro en su especialidad favorita, la barra fija. Dos años más tarde el equipo nipón revalidó en Tokio el título de campeón olímpico. Sumando las victorias obtenidas en Campeonatos del Mundo y Juegos Olímpicos, el extraordinario gimnasta cerraba su palmarés profesional en 1964 con 21 medallas en su poder, siete de ellas de oro. Había conseguido además, por mérito propio, formar parte de la leyenda del deporte japonés.
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