Roy Batty

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domingo, 5 de febrero de 2012

Alfredo

La verdad es que, he estado durante todos estos días bastante alejado del mundanal ruido, bastante alejado de la política. No me he pronunciado para nada, sobre el duelo por la secretaría general del partido del que yo soy secretario local de un pueblo. La política me ha ido desencantando poco a poco. Creo que debe haber mayor autocrítica y mayor debate interno. No tenía ninguna predilección de antemano por ninguno de los candidatos que optaban al cargo, ni por Alfredo ni por Carme, pero ayer viendo los discursos sucedió algo que decantó claramente la balanza y lo tuve claro. No sé hasta qué punto los discursos finales de los candidatos pudieron cambiar el sentido del voto. Pero a mí no me dejaron indiferente.

Rubalcaba hizo un discurso como es él, como lo que ha venido haciendo y diciendo a lo largo de toda la campaña electoral y durante el proceso de primarias. Es elogiable su tono comedido, responsable y de clase de catedrático de Universidad, no en vano procede de la docencia y se nota su tono didáctico en sus discursos. Me pareció un discurso serio, bien engrasado y coherente. Eché en falta más autocrítica, aunque la hubo, pero vi una figura sólida, consistente y capacitada.

Por el otro lado, Chacón me sorprendió desgraciadamente con un discurso mitinero y pancartero. El tono de la voz la mató desde el principio. Me pareció demasiado vocinglera, con un discurso demagogo, populista, centrado y destinado a encandilar a las masas, a los casi mil delegados que iban a votar posteriormente. Trataba de congraciarse con todos sin admitir ningún atisbo de autocrítica. Me horrorizó. Me asustaron las voces, los gallos de Chacón. Pensé que ése no es el partido que yo quiero. Y en ese momento tuve claro mi predilección. Prefiero la serenidad, la experiencia y el buen hacer de Alfredo, a pesar de los pesares, que la inexperiencia, vocinglería, la lágrima fácil y el populismo de Chacón. No me gustó nada su intervención. Pensaba que iba a estar más tranquila y más seria.

No obstante, al oír los discursos, la primera impresión que tuve, y así se lo comuniqué en mensajes a los compañeros, es que ganaría Chacón, porque había conseguido enardecer a las masas deseosas de caña y de ánimos con un discurso demagogo. El discurso populista de Carme Chacón pensé que había hecho volcar la balanza a su favor con los indecisos. Pensé que muchos delegados se habían dejado engatusar por el ardor mitinero de la catalana. Pero afortunadamente no fue así.

Visto lo visto, me alegro que haya ganado Alfredo. Ahora sólo hay que desearle suerte y que trate de abrir el partido a la militancia de base, a sus agrupaciones, a sus casas del pueblo. Que trate de unir a todos los partidarios de Chacón en una tarea que es la misma para todos. Ardua tarea la que tiene el compañero Alfredo.

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