Alberto

Me parece totalmente desproporcionada la sanción impuesta a Alberto Contador en relación al positivo por clembuterol dado en el Tour de Francia de 2010. ¿Cómo se puede decir que se anulan los triunfos conseguidos con posterioridad a ese Tour? Su triunfo en el Giro del pasado año 2011 fue limpio. No me parece correcto aplicar sanciones retroactivas, pero es lo que tiene la justicia deportiva. Creo que la justicia deportiva internacional se ha ensañado claramente con Contador para dar la apariencia de tolerancia cero con el deporte. Es un punto muy negro en la carrera del corredor madrileño y se une a la historia negra del ciclismo junto a campeones españoles como Arroyo y Heras sancionados y desposeídos de sus triunfos en la Vuelta. Muy mala noticia.

Dicho esto, también he de decir otras cosas. La justicia deportiva española en materia de dopaje es muy blanda, tremendamente laxa y totalmente vulnerable. Han transcurrido más de cinco años desde la Operación Puerto y aún no ha habido juicio al respecto, de lo que a mi entender ha sido el mayor escándalo de dopaje deportivo en los últimos años en este pais y fuera de este país. No puede ser que determinados personajes, algunos reincidentes, como Eufemiano Fuentes, anden aún hoy libres sin juicio alguno, por más que las pruebas aportadas por la policía y Guardia Civil sean claras y contundentes. Y lo mismo ha pasado con la Operación Galgo relacionada con el mundo del atletismo. Hay que entrar a saco en el dopaje deportivo y no dejar las causas pendientes, muertas de risa en el baúl de los recuerdos.

En eso, la justicia internacional, llámese TAS o Tribunal Italiano que condenó a Valverde, nos da lecciones de actuación en esta materia sin contemplaciones. Son expeditivos y resolutivos. No se andan con remilgos. Podrás estar o no de acuerdo pero tienes que demostrar tu inocencia. Aquí no hay presunción de inocencia. Es lo que se llama la inversión de la carga de la prueba. Tienes que demostrar que no te has dopado. Es duro pero es así y los corredores aceptan previamente las reglas por las que corren.

Es la segunda vez que se desposee a un ciclista de un Tour ganado en la carretera. La primera fue, a mi entender bastante clara y probada, en  2006 con el caso de testosterona de Floyd Landis. Éste admitió haberse dopado. Esta segunda ocasión, de Alberto Contador en 2010, no está tan clara.

La foto que reproduzco es bastante significativa. En ella se ve al lado de Contador, al que es ahora su director, el danés Bjarne Riis. Este señor admitió hace unos años haberse dopado a lo largo de su carrera y reconoció que el Tour de 1996, aquél que destronó a Indurain, lo ganó haciendo trampa, lo ganó dopándose. Y sin embargo, ante este reconocimiento, el TAS o la justicia deportiva no toma cartas en el asunto y no lo desposee del título, tal vez porque nunca lo pilló, pero, ¿qué mayor prueba de doping que la propia confesión del corredor? Hay cosas que no se entienden.

Contador volverá por sus fueros en agosto. Demostrará su clase y participará en la Vuelta a España de este año y probablemente en el Mundial de Valkenburg. Es lo único que le queda para brillar en esta aciaga y funesta temporada.