Roy Batty

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lunes, 15 de octubre de 2012

In Memoriam José Luis


"Recuerde el alma dormida,
avive el seso
y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte,
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo,
después de acordado,
da dolor,
cómo,
a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado
fue mejor."


Sirva este inicio de las coplas manriqueñas para homenajear y recordar a una persona que se fue el pasado domingo 7 de octubre. Hace unos días tuvo el privilegio y el placer de oficiar mi primera boda civil y eso que ya llevo nueve años de edil. Se trataba de un amigo y uno no podía negarse. Al glosar la figura de este amigo, me remonté a los tiempos de la infancia, a la época desde que nos conocemos y hablé de los tiempos de escuela. Bien, pues en esos tiempos de escuela recordé gratamente, los años en que un maestro nos inculcó valores tales como la tolerancia, el respeto, la igualdad, el trabajo, etc. Valores éstos que no se enseñan habitualmente en las escuelas. Recordé y homenajeé la figura de Don José Luis como recuerdo la figura del profesor que encarnaba Fernando Fernán Gómez en la espléndida "La lengua de las mariposas", como el último reducto de la Institución Libre de Enseñanza.
 
Corría el año 81 del pasado siglo, comenzando 3º de EGB, cuando un maestro nos cogía para formarnos, en las escuelas de "Corea". No suponíamos el impacto que iba a suponer en nuestras mentes la educación que trataba de forjarnos este maestro. Fue el que empezó a llamarnos por apellidos o diminutivos. Allí estaba Narci, Rodri, Quevedo, Villalta, Elipe, Ules, etc. Sabía cómo tratar a los niños y cómo hacerse con ellos. Gastaba bromas y reíamos un montón. No eran pocos los viernes por la tarde cuando hacía buen tiempo en que nos llevaba a jugar a las eras. Y no eran pocas las veces que llamaba a alguno "ignora, que eres un ignora". Fueron 3 años que yo creo que todos los del curso recordamos con cariño y nostalgia por la huella que dejó en nosotros.
 
Pasados los años, uno ya pierde contacto, por unas cosas u otras, con la gente que te educó en tu infancia, pero siempre permanece el recuerdo. Y fue precisamente a principios de este siglo XXI, cuando por circunstancias políticas, volvimos otra vez a coincidir. Él seguía recordándome. Y yo le profesaba admiración. En los tiempos que hemos compartido batalla política en el Ayuntamiento, desde el 2003 hasta el 2011, cuatro años en la oposición y cuatro en el gobierno municipal, hemos gozado todos los compañeros de su sapiencia y su sabiduría en temas jurídicos.
 
Para mí ha sido un honor y un placer haber convivido con una extraordinaria persona. Pero sobre todo, de sus múltiples facetas ya sea como profesor, abogado, fiscal o político, me quedo sin ningún lugar a dudas, con su etapa de docente y maestro. Para mí será siempre Don José Luis, antes que el compañero José Luis de los últimos años. Permanecerá siempre vivo en mi memoria.
 
In Memoriam José Luis López Martínez.
 
 

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