Roy Batty

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viernes, 22 de abril de 2016

La profecía de Paris

El bello joven Paris era hijo del rey Príamo y de Hécuba quien, tras una pesadilla durante su embarazo, consultó al adivino Ésaco y éste le dio un fatal presagio. Cuando Príamo se enteró de las palabras de Ésaco, sobre el rol que Paris tendría en el fin de Troya, mandó matar al niño. Su madre se opuso y sólo accedió a que fuera abandonado en el monte Ida. Allí lo amamantó una osa y lo criaron los pastores. Su destino, sin embargo, estaba escrito. Raptó a la mujer más bella con la asistencia de Afrodita y desató una guerra que terminaría con la ciudad mejor amurallada. Su historia está narrada en la Ilíada, y también la refiere Dictis Cretense, quién luchó en Troya y llevó un diario con los sucesos.



Paris se crió con pastores tras ser abandonado en el monte Ida. Siendo ya mayor, su padre, que lo creía muerto, lo descubrió en unos juegos fúnebres en los que aquél participaba, y su alegría pudo más que la advertencia de los sacerdotes de Apolo, que le recordaron la profecía. Ésta finalmente se cumplió, pues en las bodas de Tetis y Peleo, a las que asistieron todos los dioses del Olimpo, Eris, ofendida porque era la única excluida de la fiesta, se presentó en el banquete llevando una manzana de oro "para la diosa más bella".

De modo que Hera, Atenea y Afrodita se disputaron la manzana, y Zeus determinó que Paris definiera el litigio. Así, después de que cada diosa le ofreciera a Paris algo a cambio de la manzana, el joven eligió a Afrodita, pues ella le prometió el amor de la mujer más hermosa. Y ésta era Helena de Esparta.

Durante los sucesos que esta decisión acarrearía, Afrodita estaría del lado troyano, y las otras dos diosas ayudando a los griegos en el asedio de la amurallada ciudad. Pues Paris, confiado a la ayuda de Afrodita, raptó a la bella Helena. Estando bajo las leyes de la hospitalidad en el palacio de Menelao, el joven la sedujo y se la llevó secretamente. Se dice también que se aprovechó de la ausencia de Menelao para llevarse no sólo a su esposa, sino también los incontables tesoros que encontró en su casa. Para evitar ser perseguido antes de llegar a su patria, Paris bordeó la costa del Asia Menor, saqueando algunas ciudades.

Antes de su salida, Casandra y Héleno se habían opuesto a la misma, prediciendo un fatal desenlace, que se cumplió punto por punto.

Los troyanos aceptaron a Helena como una de las suyas, pero al poco tiempo de su llegada irrumpieron los barcos aqueos para poner en sitio a la ciudad. Una flota de mil naves arribó a las costas.

En el décimo año de la guerra, cuando ésta parecía perpetuarse indefinidamente, se propuso una tregua en la que Paris y Menelao debían enfrentarse en combate singular, debiendo aceptar ambos bandos el resultado. Pero cuando Menelao estaba a punto de dar muerte a Paris, Afrodita lo salvó. Pándaro, troyano, le lanzó una flecha a Menelao. Esta traición hizo que la batalla se reanudara.

Paris mató a Aquiles en Troya. El héroe había tenido una reunión secreta con sus enemigos en el templo de Apolo Timbreo, ofreciéndose a luchar para los troyanos a cambio de Políxena, la hija de Príamo, de quien estaba enamorado, pero Paris lo mató a traición disparando una flecha que dio en su talón, única parte vulnerable.

La muerte de Paris. Los griegos tenían de su lado a Filotectes, que había heredado el arco y las flechas de Heracles. El héroe desafió a Paris en un combate con arco, y rápidamente acabó con el troyano. Herido de muerte, lo llevaron al monte Ida para que la ninfa Enone lo curara, pero ella estaba dolida porque Paris la había abandonado para ir en busca de Helena. Entonces, presa del resentimiento lo dejó morir. Pero cuando vio su obra, la arrepentida Enone determinó quitarse la vida.

Grandes historias de la Mitología.

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