Ha fallecido Bernardo Bertolucci a los 77 años, uno de los más grandes cineastas italianos de la historia. No entra dentro del triunvirato magnífico de los Visconti-Fellini-Rosellini, que es la cima del cine italiano de toda la historia pero entra en un segundo escalón por debajo de ellos junto a Ettore Scola o Pier Paolo Pasolini. Bertolucci deja para la posteridad obras como El último tango en París (1972), Novecento (1976) o El último emperador (1987), obra ésta última en la que consiguió los Óscar al mejor director y al mejor guión dentro de las nueve estatuillas de la que fue acreedora esa cinta. Ningún otro director italiano ha ganado el Óscar a la mejor dirección. Y mira que los ha habido grandes como Luchino Visconti, Federico Fellini o Roberto Rosellini.
Bernardo Bertolucci nació en Parma el 16 de marzo de 1941, en plena Segunda Guerra Mundial. Aparte de las obras ya mencionadas como más relevantes destacó también por ser el guionista de Hasta que llegó su hora (1968), uno de los mejores spaghetti-western que dirigió el gran Sergio Leone.
Su biografía reza así según Wikipedia.
Su padre, Attilio, era poeta. Bernardo estudió en la Universidad de Roma La Sapienza, donde se ganó una cierta fama como poeta. Se inició en el mundo del cine realizando cortometrajes en 16 mm con su hermano Giuseppe. En 1961 hizo de ayudante de dirección en Accattone, primer largometraje de Pier Paolo Pasolini. Un año después se estrenaba como director con La commare secca. En 1968 estrenaba Hasta que llegó su hora, dirigida por director italiano Sergio Leone.
En 1972 su película El conformista fue candidata a los Óscar por el mejor guion adaptado. Dos años después él mismo era nominado para el Óscar a la mejor dirección, en esta ocasión para Último tango a Parigi (El último tango en París) que causó controversia por una escena de violación. En una entrevista en la Cinémathèque française, en 2013, Bertolucci reconoce que pactó con Marlon Brando engañar a Maria Schneider en el rodaje de la escena de violación ocultándole información a Schneider sobre la escena para generar una verdadera «reacción de frustración y rabia». En 1976 dirigió Novecento, una superproducción sobre la historia de Italia con la colaboración de actores de la talla de Robert De Niro y Gerard Depardieu. Su obra más premiada en los Estados Unidos fue El último emperador (The Last Emperor), que ganó nueve estatuillas en 1988, además de otros premios internacionales.
El trabajo con Pasolini es una influencia que ha marcado toda su obra posterior, junto con la obra de otros directores como Godard, Kurosawa o los neorrealistas.
El suyo es un cine de autor. Sus principales características son un esmerado uso de la cámara y del montaje y el trabajo de la fotografía con finalidades simbólicas.
La mayoría de sus películas transcurren en escenarios aparentemente intrascendentes —grises, si se quiere— para el espectador occidental estándar, con la importante excepción de un grupo de películas ambientadas en lugares más exóticos como en El último emperador, The Sheltering Sky y Pequeño Buda (Little Buddha).
Pero es destacable el hecho de que la contextualización de la acción en escenarios europeos rehúye el recurso a los tópicos. El lugar de la acción parece, pues, un tanto accesorio a su devenir, insistiendo en las importantes excepciones antes mencionadas. Podríamos decir que las narraciones de Bertolucci parten de la cotidianidad para descubrir el surgimiento de la historia.
Falleció el 26 de noviembre de 2018 a los 77 años.
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