Los hispanos no han podido ganar el Campeonato de Europa de Balonmano. Han perdido la final ante Alemania por 24-17. No han estado metidos en el partido desde el inicio. Han ido siempre a contrarremolque, desperdiciando superioridades y estando nulos en todas las acciones ofensivas. La verdad es que España no ha tenido un nivel superlativo como en otros torneos y aún así se ha plantado en la final. Se ha echado en falta a Joan Cañellas que prácticamente no se le ha visto en los partidos, ha faltado más tiro exterior de Maqueda y los extremos no han sido tan decisivos como en otros campeonatos, tal vez porque no hemos volcado el juego por las bandas y sí mucho por el centro. No se ha visto a España con la contundencia y rotundidad que se ha exhibido en otros torneos. No ha podido ser. A la cuarta no ha sido la vencida.
Alemania ha estado muy firme. Y es curioso como una selección que acudía al torneo con muchas bajas, se ha recompuesto y ha ido evolucionando de menos a más, con jugadores de la talla de Tobías Reinchmann, Dissinger, o el portero Andreas Wolff, que ha hecho una estupenda actuación en la final y ha quedado integrado en el septeto ideal. A pesar de todo ello, Raúl Entrerríos ha sido nombrado MVP del Campeonato y Julen Aguinagalde entra en el mejor equipo como mejor pivote del Campeonato, si bien tanto uno como otro no han desarrollado toda la potencialidad de la que son capaces de dar. Julen ha estado muy sujetado por los defensas contrarios y más de una camiseta le han roto.
No obstante, hay que reconocer la labor y el mérito de conseguir una medalla de plata en un europeo de balonmano, que es prácticamente un mundial encubierto. Ahora toca luchar por ganarse la plaza para los Juegos Olímpicos de Río.
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