Hace unos días se premió a Ennio Morricone con el Óscar a la mejor banda sonora original por la partitura que compuso para Los odiosos ocho (The hateful eight) de Quentin Tarantino, siendo este su sexto intento de conseguir el galardón por la música de una película. No es éste uno de sus mejores trabajos, sin lugar a dudas. Como ya dije en el análisis de los Óscars, creo que este galardón, más que premiar la música de esa película, lo que ha querido vindicar la Academia de Hollywood, una vez más (ya lo hizo en 2004 con un Óscar Honorífico), es la prolífica trayectoria de este compositor romano. Digo prolífica, por no decir fecunda o copiosa. En cualquier caso tiene la virtud de engendrar como reza la acepción original del primer término. Y aún vive y compone. Vamos a repasar someramente la trayectoria de este genio italiano de 87 años.
El compositor romano es autor o tiene acreditada hasta la fecha la autoría de más de 500 composiciones musicales de todo tipo, la mayor parte películas, pero también documentales, cortos o series de televisión. Probablemente es el compositor vivo más prolífico. Y tal vez sea el más insigne, codo con codo con John Williams. No hay que olvidar que se dieron cita como nominados en esa gala antes referida, estos dos dioses de la composición musical para cine.
En los sesenta compuso las bandas que le dieron fama universal de la mano del spaghetti western y de Sergio Leone. La trilogía compuesta por La muerte tenía un precio, Por un puñado de dólares y El bueno, el feo y el malo, le catapultaron al estrellato universal con su característico e inmortal silbido. Junto a estas tres, compuso otra banda de otro western de Leone, considerado menor, como fue Hasta que llegó su hora, con su precioso tema titulado El hombre de la harmónica. Fuera del western destaco un tema para mí superlativo, la banda sonora de El clan de los sicilianos.
En los setenta del pasado siglo, destaco también otro western, esta vez de Don Siegel y con Clint Eastwood de protagonista, Dos mulas y una mujer, con un tema más que meritorio. De esta década compuso para películas como Sacco y Vanzetti, El Decamerón, Muerte en Roma, Los cuentos de Canterbury, Novecento o Días del cielo, su primera nominación al Óscar.
En los ochenta alcanza el cénit de su carrera con La Misión o Los intocables de Elliot Ness, con sendas nominaciones. Y no entiendo como no pudo ser nominado por trabajos como Érase una vez en América o Cinema Paradiso. También de esta década son películas como El profesional, Frenético o Tiempo de matar. En España compuso la banda sonora de Átame de Pedro Almodóvar.
En los noventa vendría su cuarta nominación al Óscar por Bugsy, y en el 2000 conseguiría su quinta con Malena. Entre ellas destacamos películas como Lobo, Acoso o Lolita. Compuso para Tarantino las dos partes de Kill Bill y tras idas y venidas, cabreo incluido, decidió componer la última de Quentin, Los odiosos ocho, que le ha dado el Óscar al sexto intento.
A mí me parece un auténtico atropello, barbaridad o como se le quiera llamar, el hecho de que no fuera ni siquiera nominado en 1984 por Érase una vez en América, para mí una de las más grandes bandas sonoras originales que se han hecho en el cine, con temas grandiosos como Cockeye's song.
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