Laicidad es un término que desgraciadamente se usa muy poco en este país y eso a pesar de que en la Constitución, la norma suprema por la que nos regimos, en su artículo 16.3 dice: Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Viendo lo que sucede en España estos días con todo el despliegue de medios tanto físicos como humanos en eso que llaman procesiones, uno se pregunta si estamos todavía aún en el siglo XVI, en el siglo de Alatriste, o en el pasado siglo en el que un señor era caudillo por la gracia de Dios. Con lo curros que se ponen algunos diciendo que la Constitución hay que cumplirla, llenándoseles la boca con la tan cacareada Constitución, que cuando llega esto callan como ... La neutralidad de la Administración no existe en esta parafernalia. Al contrario. Apoya con todos sus medios dichos actos. En pleno siglo XXI vivimos en la falsedad y en la hipocresía más vergonzante de la historia de la Humanidad. 
Me pueden decir qué coño pintan soldados en una procesión. Si el Estado es aconfesional tal como reza la Carta Magna, ¿qué coño hace una institución del Estado como es el Ejército en un acto religioso? ¿Intervendrían estos mismos soldados del mismo modo en actos religiosos judíos, musulmanes o budistas? Al personaje de Jesús según las Escrituras, lo acompañaban soldados sí, pero para ajusticiarlo. No nos vamos a quitar nunca la caspa en este país mojigato, zaragatero, triste, de cerrado y sacristía, como declamaba el gran Antonio Machado:
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar de la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
Adjunto enlace de artículo de Elisa Beni en El Diario titulado Los laicos también pedimos respeto. No puedo estar más de acuerdo con dicho artículo. Amén, como dirían los beatos.
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