Sí. Así califico el espectáculo de este gobierno tratando de utilizar e instrumentalizar a las víctimas del terrorismo tras la sentencia de esta semana del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que anulaba la irretroactividad en la llamada doctrina Parot. Este gobierno es de lo más ruin y miserable al tratar de enfrentar al pueblo con las víctimas del terrorismo. No es algo novedoso. Lo ha hecho siempre. Cuando estaba en la oposición no dudaba en encabezar las manifestaciones contra la política antiterrorista de Zapatero y ahora que está en el gobierno, no sabe cómo hacer ejercicios de equilibrio para no desairar a las víctimas, y presionado por la caverna mediática de ultraderecha acude a una manifestación en la que se pide que no se aplique la sentencia de Estrasburgo. Hablan con los sentimientos más bajos del ser humano.
Esto es tremendo. El partido que sustenta el gobierno se manifiesta para que no se aplique la ley. Hay que recordar que esto de la doctrina Parot data de 2006 y era una forma de que los terroristas que cometieron múltiples asesinatos no salieran a la calle al mismo tiempo que el que había asesinado a una persona. Los juristas miraron para otro lado pero sabían desde un principio que esto adolecía de un defecto. Había una pata coja. La irretroactividad. No hace falta ser jurista para darse cuenta que incluso en nuestra propia Constitución en su artículo 9.3 se dice que se garantiza la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales. Y más adelante se dice en el 25.1, que nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que en el momento de producirse no constituyan delito, falta o infracción administrativa, según la legislación vigente en aquel momento.
Lo tenemos en nuestra propia Constitución y sin embargo el Tribunal Constitucional ratificó la validez de la doctrina Parot. Es evidente que esto tenía sus días contados y lo sabían perfectamente tanto las autoridades civiles y judiciales de este país.
Es evidente que es indignante que salgan asesinos no reinsertados o no arrepentidos a la calle. Sin ningún lugar a dudas. Pero lo que nos diferencia de la mala gente es el Estado de Derecho, las leyes. Y son los gobernantes los que deben legislar para que no se produzcan estos agujeros en la legislación sobre penas penitenciarias.
Hasta el año 2006, hubo múltiples excarcelaciones de presos asesinos, terroristas, violadores, etc., que cumplieron su larga condena con la legislación vigente entonces, 20 ó 30 años máximo es lo que se podía estar en la cárcel, y no hubo manifestaciones masivas para que esto no sucediera. El gobierno del señor Aznar, al que tanto se le llena la boca con las víctimas y tanto utilizó el terrorismo para sacar rédito político, excarceló a 306 etarras anticipadamente, liberó a 21 por enfermedad y acercó al País Vasco a 43 durante el secuestro de Ortega Lara.
Cuando el PP estaba en el gobierno se le llenaba la boca con el cumplimiento íntegro de las penas pero una vez en el gobierno aplicaba la ley penitenciaria. Ahora una vez más, trata de enfrentar a la población con las víctimas del terrorismo, con el discurso maniqueo de estás conmigo o estás contra mí. Es ignominioso, miserable y ruin que se utilice a las víctimas para sacar rédito político. Y eso es lo que está haciendo una vez más la derecha de este país, que se siente manipulada por el acoso mediático y cede ante las vísceras y habla con las tripas. Para este gobierno hay víctimas de primera y víctimas de segunda. No lo han ocultado nunca.
Lo que no pueden soportar estos fascistas que están en el gobierno es que ETA claudicó y desapareció hace dos años cuando había un gobierno socialista fruto de una política antiterrorista que llevó a la detención de más de quinientos etarras y a la práctica desmantelación de la organización terrorista. Esa es la realidad.
Ahora el gobierno del inepto de Rajoy, un señor que dice que está lloviendo cuando le preguntan por la sentencia del Tribunal, está tomando su propia medicina y no sabe cómo hacer equilibrios para no desairar a las víctimas y al mismo tiempo no hacer el ridículo en Europa no acatando sentencias. Teme que le critiquen los manifestantes con lemas a favor de que no cumplan la sentencia y le echa el muerto a los jueces tratando de eludir responsabilidades. Lo del oportunismo de Aguirre, Botella y González es repugnante.
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