La noticia de la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba a consecuencia de un ictus, me pilla descolocado. Son de esas cosas que sorprenden, que no esperas nunca que puedan llegar a ocurrir, pero al mismo tiempo ves que son cosas de la vida cotidiana que a cualquiera de nosotros nos puedo ocurrir y no estamos libres de evitarlo. Alfredo fue un animal político. Era muy inteligente, demasiado inteligente para dedicarse a la política. Tal vez por eso se fue después de las Elecciones Europeas del 2014, harto ya de tanta mediocridad.
Recuerdo que allá por el verano de 1993, allá por julio mientras andaba de exámenes en la universidaden la última legislatura de Felipe González, alguien comentó que el que había sido designado como titular de la cartera de Educación, había sido profesor de química en Manzanares. Me sorprendió la noticia. Un desconocido señor llamado Alfredo Pérez Rubalcaba cogía la cartera de Educación, cuando llevaba ya metido en esos temas desde tiempo atrás en la retaguardia.
Así se mantuvo desde entonces, en la retaguardia, al servicio del partido y de quién lo estuviese liderando en ese momento. Con Zapatero alcanzó su mayor notoriedad, primero como portavoz del grupo en el Congreso y después como vicepresidente y ministro de Interior. Era hábil, estratega, inteligente, una cabeza muy bien amueblada, una mente que sacaba de quicio a esos irredentos de la caverna que en el día de hoy no sienten nada por la muerte de Alfredo. Más aún al contrario.
Algunos lo tildaban de Rasputín, el poder del Estado en la sombra, no podían con él, le insultaban y denigraban continuamente en sus medios y hoy hipócritamente alaban su figura. Recuerdo que, como responsable de la Agrupación, organizamos un viaje a Toledo para presenciar un mitin suyo de la campaña de las generales del 2011. Era una mente brillante, ágil en el cara a cara y un político de Estado. A este hombre sí le cabía el Estado en la cabeza y no a Fraga.
Madridista empedernido, atleta en su juventud, sentía el deporte como nadie. En la segunda legislatura de Zapatero fue nombrado ministro de Interior, cuando ETA, en octubre de 2011, abandonaba las armas tras casi 50 años de terrorismo en este país. Mucho tuvo que ver la política antiterrorista de ese gobierno y a pesar de ello fue criticado vilmente dicho gobierno. Fue un luchador implacable y tenaz contra la bestia terrorista que asoló este país durante todos esos años.
Siempre ocurre lo mismo en este país hipócrita. Tiene que morir uno para que hablen bien de ti. Salvo excepciones, de un grupo reducido de terroristas de la información que no le perdonan todo lo que hizo por este país. Curiosamente el PSOE ha sufrido en el corto espacio de 2 años, la baja de dos personas que lucharon por la secretaría general del partido en 2012 a consecuencia de dos muertes repentinas: Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba. No eran políticos viejos ni viejos políticos. Eran políticos nobles y capaces.
D.E.P. Alfredo.
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