Hace unos días reclamaba algo de calidad televisiva para sobrellevar las horas de confinamiento. He observado algo de calidad en el canal Teledeporte. Durante las tardes retransmiten históricas etapas del Tour de los últimos 30 o más años. Y por las noches suelen programar históricos partidos de baloncesto de equipos españoles o de la selección nacional. Ayer, sin ir más lejos, retransmitieron una histórica semifinal del Europeo de 1983 en Francia entre las selecciones de España y la URSS. Asimismo Gol TV ofrecía la final del Mundial 74 de Alemania entre Holanda y la RFA. Caviar del bueno.
Vi el primer tiempo de la final del 74 porque se produjeron todos los goles en esa parte. Me llamaba la atención, aparte del juego palante y patrás típico de entonces, lejos del tacticismo de ahora, cómo se defendían los córners, con un hombre o dos pegados a los postes y defendiendo lejos del área chica. Me sorprendió ver a Jongbloed, portero holandés, jugando con rodilleras y sin guantes. O ver a Sepp Maier, el portero alemán, jugando con guantes y sin rodilleras, más clásico éste que el holandés. El juego era mucho más de toma y daca, menos rigor defensivo y más incursiones por banda. Era otra forma de ver el fútbol. Bastante aleccionador. Me gustó.
Además a esto se unía anoche la emisión en la 2 de "Muerte de un ciclista" (1954. J.A. Bardem) en homenaje a la recientemente fallecida Lucía Bosé y al mismo tiempo la emisión en Trece de "Las sandalias del pescador". Se produjo anoche una rara excepción de calidad a la tradicional ignominiosa programación televisiva generalista que se ofrece habitualmente. El miércoles pasado la 2 nos instruyó con "Los siete magníficos". Son excepciones a la regla habitual.
Ayer viendo la semifinal de baloncesto con la histórica Unión Soviética me hizo recordar los tiempos gloriosos de los ochenta en los que el basket emergió en este país de forma significativa. Fue en 1982 en el Mundial de Colombia, aunque desde Moscú'80 ya se vislumbraba, cuando una estupenda generación de jugadores dirigidos por Antonio Díaz Miguel pegó un salto de calidad, tratando de tú a los grandes de la canasta como Yugoslavia, Estados Unidos o la Unión Soviética.
En Colombia'82 se ganó a Estados Unidos, que aunque estuviera formado por universitarios, era de lo mejor del mundo en basket. España llegó a semifinales y fue cuarta clasificada. Un año después se celebró el Europeo de Francia y España dio un paso más ganando a Yugoslavia y a la URSS y siendo subcampeona del torneo. Es curioso cómo se jugaba entonces con ataques menos organizados, menos tacticismo y más lucha bajo el aro. La narración correspondía a un joven Pedro Barthe y no sé quién hacía los comentarios. La URSS aparecía con su nueva figura, un tal Sabonis de 2.15 m. que prometía ser una figura del baloncesto. Pero junto a él estaban gente como Homicius, Valters, Myshkin, Iovaisha o Belostenny. No utilizaban más de siete u ocho jugadores por equipo. Los pívots de ambos conjuntos se cargaban pronto de personales. En España, destacaba la figura emergente de un Fernando Martín, que alternaba con Romay y un jovencísimo Andrés Jiménez en la pintura luchando con las torres soviéticas. Y no recordaba que algunas faltas personales se sancionaban con 3 lanzamientos libres (siempre creí que eran 2). Era increíble ver como fallaba todos los lanzamientos libres un ganso Romay y un pipiolo Jiménez que les parecían temblar las manos. Y aún así ganaron a un coloso como la Unión Soviética gracias a la labor de aleros como Epi y Sibilio que tenían un tino increíble a media distancia. Gracias a una canasta de Epi España ganó de un punto a la URSS, 95-94. No existía aún la línea de 3 puntos donde ambos se convirtieron en consumados expertos. En esos tiempos era algo impensable ganar a la Unión Soviética o a Yugoslavia en Europa.
La emisión de este partido fue un brote de aire fresco entre tanta podredumbre televisiva. Esa selección fue el germen de lo que luego en el siglo XXI hemos sido y conquistado con el cetro mundial en 2019. Ellos fueron los pioneros en el éxito de un deporte que comenzaba a hacerse hueco en los primeros 80 del pasado siglo en un país dominado siempre por el fútbol. La eclosión del basket se produjo con la consecución de la medalla de plata en Los Ángeles'84.
Después de ese partido se emitió un vintage de Fernando Martín, recordando la figura del malogrado pívot que perdió la vida en diciembre de 1989 en un accidente de tráfico. Martín fue el primer jugador español que jugó en un equipo de la NBA y abrió la puerta a los que ahora triunfan en la mejor liga del mundo. Entonces, en 1986, que un jugador europeo jugara en la NBA era algo impensable y muy difícil. Se recogían testimonios de la gente que jugó con él o contra él (Audie Norris) y también entrevistas suyas en televisión. Bastante aleccionador el reportaje vintage.
A veces, muy pocas, piensa que la caja tonta puede convertirse en un instrumento didáctico y aleccionador.
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