Roy Batty

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domingo, 6 de agosto de 2023

Van der Poel, la bestia, rinde homenaje a Pou Pou

El ciclista neerlandés, (nos ponemos finos para enunciar el término que hay que aplicar a los antiguos holandeses), Mathieu Van der Poel ha ganado la edición número noventa de los Mundiales de Ciclismo de fondo en carretera que se están disputando en la localidad escocesa de Glasgow. Lo ha hecho con un ataque bestial a 22 kms de meta aprovechando una rampa dura del circuito dejando descolgados a los tres compañeros que llevaba de fuga, Van Aert, Pogacar y Pedersen. Por ese orden han entrado en meta. Hacía 38 años, (el mismo tiempo que lleva un francés sin ganar el Tour de Francia), que un ciclista de los Países Bajos no ganaba un Mundial de ciclismo. El último fue el mítico Joop Zoetemelk. Lo que no consiguió su abuelo, Raymond Poulidor, ni su padre, Adrie Van der Poel, lo ha logrado el bueno de Mathieu. Una bestia neerlandesa, que a buen seguro repetirá más de un año enfundado con el maillot arcoiris.

Mathieu  estaba entre la nómina de favoritos pero el potente equipo belga lo acaparaba todo. Bélgica podía jugar con dos y hasta con tres bazas: Evenepoel, Van Aert y Philipsen. Al final han colocado a tres de sus hombres entre los 10 primeros. La verdad es que el circuito era selectivo y así se ha ido rompiendo la carrera a medida que avanzaban los kilómetros (271). Sólo los clasicómanos han aguantado hasta el final y entre ellos se colaba un outsider que ya les tutea a este tipo de ciclistas, el esloveno Pogacar. Remco Evenepoel, ganador el año pasado, fue el primero en mover el avispero y lo intentó en varias ocasiones sin fortuna. Una vez que no ha logrado escaparse se ha dejado ir en favor de su compañero Van Aert, quién al final ha demarrado en una cota y se ha desprendido de los dos compañeros que llevaba. Al final, segundo puesto de Van Aert y ya van dos en Mundiales, más los 4 o 5 segundos puestos que hizo este año en etapas del Tour. Va a terminar heredando el apodo de "eterno segundo" que le acuñaron a Poulidor. Van Aert y Van der Poel son los mejores clasicómanos del mundo en los últimos cinco años. Son dos ciclistas superlativos y cuando tienen ocación como hoy lo demuestran. Son rivales también en ciclocross donde también son los mejores del mundo.

Fuera de ellos dos, el tercero en discordia se ha colado el esloveno Pogacar quién viene de hacer segundo en el Tour hace quince días y plantarse ahora en el tercer cajón del Mundial. La clase de este esloveno es infinita. Hasta las clásicas es capaz de disputarlas. No le queda recorrido ya por descubrir. Aún así ha perdido su segundo Tour consecutivo y se va otro año vacío en el palmarés de grandes vueltas. Esto de correr solo una gran vuelta por año es muy de señoritos.

¿Y de España? ¿Qué decimos? Pues que no tenemos ningún figura que pueda brillar en este tipo de carreras de demarrajes, arriba y abajo. No hemos sido nunca grandes clasicómanos. Valverde ya se fue y ahora nos queda Aranburu que ha hecho 19º o García Cortina que ha hecho 30º. No hay más. No tenemos materia prima para este tipo de carreras. A la espera de que Juan Ayuso o Carlos Rodríguez exploten y triunfen en una grande, el ciclismo español sigue en su travesía del desierto.

Lo próximo. La Vuelta. Con un cartel de lujo. El ganador del Giro de este año, el ganador del Tour de este año, el segundo del Giro de este año y el actual campeón de la última edición de la Vuelta, se dan cita este año en una de las participaciones más brillantes que ha tenido la Vuelta en toda su historia.






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