"Creemos que España debe invertir sus recursos económicos en materias más importantes que los Juegos Olímpicos". Así de claro lo dijo la miembro del COI, Nawal El Moutawakel, tras la eliminación de la candidatura de Madrid. Esa aseveración resume mi punto de vista acerca de dicha eliminación y de dicho ridículo en Buenos Aires, donde parece ser que estábamos en una nube de la que no queríamos bajar. No entiendo cómo hasta hace unos pocos días éramos los favoritos a tocar el cielo y de la noche a la mañana descendemos a las profundidades del infierno. La realidad es dura y es tozuda y la eliminación de Madrid a las primeras de cambio, con una gran diferencia de voto, refleja cómo nos ven desde fuera y conviene analizar las posibles causas de este desastre.
No es que Madrid haya sido eliminada por un par de votos o tres. No, han sido 16 los que nos han separado de Tokio en primera votación (26 frente a 42) y hemos empatado con Estambul, quién a la postre ha accedido a la final tras desempatar ganando por 49 frente a 45. Es decir, los votantes lo han tenido bastante claro y meridiano a la hora de elegir. Ahora dirán que es fácil hacer leña del árbol caído y surgen personajes que no se explican tal fracaso y arremeten con rabia contra el COI, sus miembros y la supuesta corrupción en este organismo, corrupción ésta que no existiría o no se hablaría de ella si hubiera salido elegida Madrid.
Para empezar creo que la situación económica del país ha influido claramente en la votación. Desde fuera nos ven como un país que lo está pasando mal económicamente y que ha recortado inmensamente recursos en sanidad, educación, servicios sociales, etc. Recortan en servicios sociales básicos y tienen dinero para Juegos Olímpicos. De ahí el comentario de la marroquí Nawal El Moutawakel. El gobierno de este país vive en una nube de la que le cuesta bajar. El señor que lo preside es un zombi que no se da cuenta de la realidad y trata de engatusar a los miembros del COI con la supuesta recuperación económica (31 parados menos en agosto), balanza comercial o datos de turismo. Son migajas que no tapan la dura realidad social y económica de este país. En ese sentido no han engañado a nadie.
Contribuye también a acrecentar la desconfianza, la puesta en escena de líderes políticos como la alcaldesa de Madrid, una persona con un inglés horripilante, pueblerino, de Paco Martínez Soria (creo que ha ido a la misma escuela que su marido) y una incapacidad e ineptitud absoluta para gobernar la ciudad más poblada de España con un déficit cercano a los 8000 millones de euros. A ello ha contribuido especialmente. Sólo hay que ver la gestión que hizo de la desgracia del Madrid Arena, para darse cuenta en manos de quién está Madrid. Ver al presidente del gobierno, leer su discurso, no hablar espontáneamente, sino que todo lo que tiene que decir lo tiene que leer, pues acrecienta aún más la desconfianza de los extranjeros, quiénes no les habrá pasado inadvertido la situación política de este país con el llamado caso Bárcenas y las explicaciones irrisorias del señor presidente y sus adláteres. Todo eso influye, ya lo creo que influye, porque el ambiente visto y vivido por los corresponsales extranjeros en España muestran su sorpresa ante la reacción gubernamental y no dejan de pellizcarse para comprobar que lo que están viendo y escuchando es real. El gobierno debe pensar que fuera de España nadie se entera de nada, que son tontos que no se enteran de las mentiras que les decimos al pueblo español.
A diferencia de otras voces, a mí la presentación de Madrid me pareció normalita tirando a pobre. Hace falta exhibir más músculo deportivo y más confianza en la lucha contra el dopaje y menos politiquerías y discursos que no se les cree nadie. Tokio afrontó su presentación hablando de sus puntos débiles, hablando de Fukushima. Fue directo a atajar su punto débil y yo creo que eso le reportó apoyos.
Enlazando con esto, saco a relucir otro aspecto que ha sido providencial, a mi modesto entender, para no otorgar la confianza a Madrid: el tema del dopaje. Al finalizar la presentación, ha habido dos miembros del COI que han preguntado sobre este tema a la candidatura y las respuestas han sido francamente paupérrimas, no han despejado dudas. Un miembro del COI ha llegado a preguntar sobre las bolsas de sangre de la Operación Puerto, el mayor escándalo de dopaje en el deporte en este país saldado con condenas irrisorias. Si el resto del mundo observa atónito cómo responde este país a un caso de dopaje en el que había implicados médicos, ciclistas, directores, atletas y otros deportistas implicados sin que las autoridades de este país corten esta lacra de raíz, es evidente que no puedes presumir mucho de lucha contra el dopaje. La Operación Galgo, por mucho que se cerrase judicialmente, a mí me parece igualmente escandalosa. Luego, el dopaje ha sido algo que ha influído y que no me vengan con hipocresías porque hasta los propios atletas saben perfectamente quién se dopa y cómo funciona esto. Así de claro.
Este varapalo no debe hacer que el gobierno deje de invertir en deporte por la no concesión de los Juegos. Al contrario. Debe ser un revulsivo para invertir más en educación, y al invertir en educación se invierte en deporte y fomentar el deporte base, las escuelas deportivas y la preparación al máximo nivel con las becas ADO. Me temo, que un gobierno que gobierna a base de números, que ve todos los aspectos de la realidad en forma de números, si es rentable o no es rentable, si es negocio o no es negocio y trata de privatizar todo lo público, seguirá con su política de austeridad y de recortes a tutiplén.
Tokio ha sido elegida por su seriedad y su rigor. El COI lo que busca es seguridad y firmeza en la organización y eso Tokio lo puede dar perfectamente. Y dinero el que haga falta, no en vano Japón sigue siendo la segunda economía del mundo. Por lo tanto, no sorprende que Tokio haya sido designada para albergar la organización de los Juegos Olímpicos de 2020.
La candidatura de Madrid debe hacernos reflexionar acerca de qué modelo de ciudad queremos para el futuro. Una ciudad que invierta en cultura y deporte y alrededor de ella cree un urbanismo acorde y planificado. O una ciudad que viva a expensas de negocios como Eurovegas, en los que se fomentan valores que no son precisamente los olímpicos. Podía haber hablado en la presentación el señor presidente de la Comunidad de Madrid (otro que tal baila) acerca de los beneficios y valores humanos que supone Eurovegas para Madrid y para los Juegos y su cultura del esfuerzo y del trabajo.
En definitiva, no están los tiempos para Juegos Olímpicos. Conformémonos con organizar Mundiales o Europeos de varios deportes. Ya lo hemos hecho y muy bien, en balonmano, natación y lo vamos a hacer el año que viene en baloncesto. Actualmente hay situaciones y objetivos más prioritarios y acuciantes, de vida o muerte, a los que se deberían destinar ingentes recursos y con los que este país crecería, no sólo económicamente sino humanamente. No podemos desperdiciar nuestro capital humano. Pero parece que este gobierno no piensa lo mismo y sólo concibe la alternativa para salir de la crisis con oportunidades de negocio.
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