Roy Batty

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martes, 3 de junio de 2014

Juan Carlos abdica

La abdicación del Jefe de Estado de España, Don Juan Carlos I, ha pillado a contrapié y por sorpresa a toda la sociedad española. Nadie esperaba este hecho por mucho que se lo hubieran pedido en los últimos tiempos porque en este país no dimite ni Dios y porque en este país se tenía el convencimiento pleno, no sólo los monárquicos, de que el rey muere, no abdica. Su abdicación hay que considerarlo un gesto muy simbólico del espectacular cambio que está dando toda la sociedad y un ejemplo para toda la clase política que muchos deberían aplicarse. Estamos ante un acontecimiento histórico en la Historia de España, la noticia del año y probablemente de lo que de llevamos de siglo en este país. Cuando el año pasado la reina holandesa Beatriz abdicó en favor de su hijo en aras de un cambio, de una renovación y nuevos aires en la forma de ver y entender una institución como la monarquía, muchos dijimos aquéllo de cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar. Tal vez entonces el monarca español estaba barajando la idea de dar el relevo tras el desgaste producido en la institución de la Corona con los escándalos financieros de Urdangarín o los de la caza de elefantes en Bostwana por parte del rey. El descrédito de la institución era más que palpable y el rey era consciente de ello. Por eso le honra dimitir para dejar paso a nuevas ideas, nuevas personas, nuevas formas de entender la convivencia. Eso es lo que debería producirse en muchos políticos y gobernantes que están sentados en un coche oficial desde hace más de 30 años y no se levantan ni con agua caliente. ¿Y ahora qué?



La situación a la que se enfrenta la sociedad española es bastante compleja. ¿Por qué se ha producido la abdicación del monarca en este momento, cuando ha habido unas elecciones europeas que han castigado el bipartidismo o con la situación tan caliente en Cataluña? No entiendo porqué el monarca se retira ahora cuando anteriormente había manifestado su intención clara de seguir en estos tiempos difíciles. ¿Nos está diciendo el monarca con esto que ha de ser el pueblo el que guíe el futuro del país? Lo que es cierto es que con su decisión, Juan Carlos ha alimentado un debate bastante latente y que no sé si es bueno iniciar en estos momentos. ¿Monarquía o República?

Creo en el republicanismo entendido como el viejo axioma de la libertad, igualdad y la fraternidad acompañado del laicismo. Pero no sé si aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, éste sea el momento justo para establecer ese dilema. Hemos vivido probablemente los 39 años más fructíferos, libres y sin sobresaltos de la Historia de este país, desde que este bendito país existe como tal. Lo cual ya es mucho decir. Y no sé si porque estoy desencantado con todo, o porque soy escéptico con todo, me he vuelto un amarrategui y me aplico la vieja sentencia jesuita del padre San Ignacio de Loyola cuando argumentaba que en tiempos de tribulaciones no hacer mudanza.

Al PSOE le ha pillado totalmente a contrapié esta abdicación y es evidente que ha aumentado más el desconcierto y la división, por si no la había ya, entre sus militantes y simpatizantes. Por si no teníamos bastante ahora resulta que la agüela fuma. Viendo las cosas desde un punto de vista tranquilo, sensato y racional, sin dejarse abanderar por radicalismos o izquierdismos de moda, uno tiene que abogar por una transición pacífica y coherente. Lo que toca es seguir lo que dice la Constitución que se aprobó mayoritariamente y que nos dimos todos. Es evidente que hay que hacer cambios en la Constitución de 1978 porque las cosas cambian, la realidad es cambiante y tornadiza y el pueblo cambia. Pero esos cambios no han de producirse a modo de revolución como muchos desean. Este país desgraciadamente no tiene medias tintas, o es blanco o es negro. O estás conmigo o estás contra mí. Los cambios que han de producirse, que son muchos, deben hacerse de modo pausado, dialogado y consensuado.

Creo que en tiempos de tribulaciones se impone cordura. Todos aquéllos que piden referéndum sobre monarquía o república, hasta hace dos días estaban negando esa posibilidad a Cataluña y su derecho a decidir. ¿Por qué queremos referéndum para una cosa y lo negamos para otra? ¿Se va a convertir este país en la Suiza del Sur de Europa proponiendo referéndums cada dos por tres o cada vez que queramos aprobar algo? Y entrando en materia republicana, ¿qué república queremos? ¿la ornamental tipo florero estilo Giorgio Napolitano en Italia o Cavaco Silva en Portugal o una más ejecutiva tipo Hollande en Francia?

Sin duda estamos viviendo tiempos históricos en todos los sentidos. No hemos vivido nunca una renuncia de un monarca porque el que había ya nos lo habían impuesto por una dictadura y si queríamos vivir en paz y democracia, sin duda, resultó ser la mejor solución para la sociedad de este país. Pero ahora con su renuncia se nos plantea el dilema de si debe continuar la monarquía (una forma retrógrada y medieval de sucesión hereditaria de la jefatura de Estado) o debe el pueblo elegir a su Jefe de Estado. Sin duda, son temas apasionantes a los que debemos dar respuesta en los próximos años y que estoy seguro que afrontará con valentía el próximo rey de este país y hasta lo veo capaz de proponer un referendum sobre monarquía o república para legitimarse en el cargo y abrirse a la sociedad.


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