Roy Batty

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domingo, 2 de octubre de 2016

La semana trágica: entre todos le mataron y él solito se murió. Crónica de una vergüenza.

Asisto atónito, patidifuso, perplejo, estupefacto a la guerra civil que se ha desatado en el PSOE durante esta última semana de 2016 que pasará a la Historia como aquella semana en la que el PSOE se enterró él solito gracias a las eternas trincheras entre partidarios de unos y otros. Vaya por delante que no estoy en ningún bando, en ninguna trinchera. Este es un país cainita, o estás conmigo o estás contra mi, no tenemos término medio y ahora apelamos a los más bajos instintos básicos del ser humano para descalificar y satanizar al que hasta hace unas horas era tu compañero de partido. Lo que siento es bochorno y vergüenza porque en este partido no sepamos resolver los asuntos de manera civilizada, debatiendo con tranquilidad y sin airear los trapos sucios. Es la terrible historia de siempre de este partido de mil voces que no cambiará nunca. Yo no soy ni pedrista ni susanista sino un simple militante de base socialista que está harto del espectáculo bochornoso que está ofreciendo a la sociedad un partido centenario manoseado tanto por unos como por otros. No me caso con nadie. ¡Qué vergüenza!



Esta fractura no se va a coser fácilmente como alguna dice por ahí. Esta ruptura va a crear un clima de desconfianza total por parte de todos. Que si tú eres tal, que si tú eres cual. El daño ya está hecho y veremos si es irreparable. Como decía Solana, cuando algunos se den cuenta del destrozo preferirán los 85 diputados. El grupo parlamentario dividido, las federaciones partidas, las sedes revueltas y mientras tanto este país sin gobierno y sin solución para los problemas de la gente mientras no se resuelvan las luchas intestinas por el poder de un partido con 85 escaños, a 52 escaños y dos millones y medio de votos del PP. Este es mi análisis de la situación. 

El pasado domingo 25 de septiembre o más bien el lunes siguiente, me caí del caballo. El aguante tiene un límite. ¿Por qué digo esto? Pues porque como Saulo de Tarso vi cosas que me abrieron los ojos. Hasta ese momento he apoyado al secretario general pese a las derrotas de diciembre y junio, en la estrategia de resistir frente a las presiones tanto de dentro como de fuera del partido. ¿Qué ocurrió el domingo? Sucedió algo muy grave, a mi parecer. Ante los malísimos resultados obtenidos en el País Vasco y Galicia, nadie asumió responsabilidades. Dio la cara dos minutos un personaje que ahora atisbo como siniestro, señor Luena, para no decir nada ni hacer autocrítica.

Tras estos resultados calamitosos, 3º en Galicia y 4º en el País Vasco, los peores de la historia en ambos territorios, el secretario general del PSOE se esconde, no asume responsabilidades y no hace autocrítica. Esto para mi es infumable. Uno tiene que admitir que ha perdido, que no vamos bien, y que lo mejor es apartarse (aunque solo sea de forma temporal por si luego quieres volver a presentarte a unas primarias). Es lo que se exigiría y ocurriría en todo sitio civilizado. Pero ante tamaña derrota, el secretario general del PSOE, como si no hubiera pasado nada, lanza un órdago, una huida hacia adelante, se enroca, se agarra a la silla como un clavo ardiendo, se echa al monte, se echa la manta encima y como Curro Jiménez se amotina en la sierra de Ferraz. El que quiera que venga a por mí que yo no me voy, viene a decir, y amenaza con convocar primarias el 23 de octubre y congreso express en diciembre, abrigándose con las bases para tratar de tapar su fracaso, la vergüenza de las 4 estrepitosas e históricas derrotas del partido en los últimos nueve meses. ¿Cuántas elecciones tenemos que perder para que alguien asuma la responsabilidad de la derrota y dimita? ¿Es que no se da cuenta que elección tras elección el electorado no compra nuestro producto, no le atrae nuestro mensaje? El "no es no" ya ha sido escrutado entre la gente, ya la gente lo ha votado en las elecciones y el resultado es un fracaso total. Cada vez menos votos. Yo, cuando vi esta reacción de Sánchez, esta terquedad inusitada, sintiéndolo mucho, perdí la confianza en el secretario general de mi partido. Nunca pensé que este tipo tenía tanta ansia de poder y se agarrara, fracaso tras fracaso, como un clavo ardiendo a la silla de Ferraz, ahora invocando la legitimidad de las bases en su "no es no" para tapar las calamitosas derrotas. Así no vamos a ningún sitio.

Para colmo de males, el señor Sánchez en una entrevista en la SER el martes 27 de septiembre, dice que pase lo que pase en el Comité Federal del sábado, aunque le voten en contra su propuesta de primarias y congreso, que él no piensa dimitir. ¡Qué barbaridad es esta! Y además añade, que si algún compañero no está de acuerdo que no espere hasta el sábado y que presenten su dimisión. Dicho y hecho. Al día siguiente de esta provocación, el llamado sector crítico presenta 17 dimisiones de la Ejecutiva Federal. Y así asistimos a espectáculos tan poco edificantes como la rueda de prensa en la calle de Pradas, diciendo que no le dejaban entrar en su despacho (lo mismo que le hicieron a Tomás Gómez). Lo que queda de ejecutiva sigue erre que erre. En cualquier país del mundo, una dimisión mayoritaria de la ejecutiva de un partido supone la desautorización del secretario general. Aquí el SG no se da por aludido y sigue con su ofensiva. La situación no hace más que encarnizarse y convertirse en patética, tanto por unos como por otras. Una señorita dice el jueves a las puertas que es ella la única autoridad del PSOE por ser la presidenta del Comité Federal. Ni Berlanga ni Buñuel hubieran imaginado un guión tan ideal para sus películas. Bochornoso y vergonzoso el espectáculo ofrecido.

En este punto, voy a hacer un inciso para comentar algo que aquí en España nadie hace, no dimite ni Dios. En fútbol, soy un fanático de la estadística, no suele ser muy habitual que un entrenador dimita y menos en estos tiempos tan mercenarizados. Son casos muy raros y en las pocas ocasiones que lo hacen, lo hacen aduciendo motivos personales, casi nunca lo hacen invocando a los malos resultados. Recuerdo un caso excepcional. Allá por el año 2000, Javier Clemente es destituido (no se dice cesado) como entrenador de la Real Sociedad en la séptima jornada. Se hace cargo del equipo un hombre de la casa, el gran Periko Alonso (el padre del que luego será gran Xabi Alonso), un histórico de la Real. Periko no tenía experiencia como entrenador en Primera (había entrenado al Eibar y al Hércules en Segunda). Tras 10 jornadas en el banquillo, en las que el equipo solo gana dos partidos y pierde 7 y ocupando la última posición de la tabla, Periko decide dimitir. Reconoce que no es capaz de cambiar el rumbo del equipo y quiere dejar paso a otro entrenador que lo haga mejor (llegaría la tercera venida de nuestro señor J.B. Toshack). Es un gesto que le honra y lo hace porque le duele la Real y le duele ver al equipo el último y quiere tanto a su equipo que se aparta para no hacer más daño.

Lo que quiero decir con esto es que no entiendo cómo en este país cuesta tanto dimitir, no asumir responsabilidades por los malos resultados obtenidos. Sería un gesto que honra a la persona que lo hace por reconocer que puede estar equivocado y que si sus tesis no las votan será por algo.

Por otra parte, dicho esto, también digo que no tengo afecto por nadie del sector denominado crítico, aunque algunos me tacharán de Susanista o pro Rajoy. Los extremismos y los radicalismos en este país son lo que tienen. Algunos más les vale callarse. ¿Cómo pueden salir Barreda y Bono criticando al secretario general su apego al cargo cuando ellos están toda la vida en política? ¿Cómo puede salir el bufón de Carmona diciendo que Sánchez debería dimitir cuando él no dimitió después de haber obtenido los peores resultados del partido en el Ayto de Madrid? A mi me dan angustia velos a todos estos barones de reinos de taifas peninsulares e insulares que no han hecho na mas que joder al secretario general hablando entre bambalinas, declarando en medios, pero sin dar la cara nunca en el comité federal ni descubriendo las cartas. Viven anquilosados en sus reinos de taifas, apoltronados en sus sillones, lejos de la realidad cotidiana de la gente, intrigando en palacio preocupados por la salud del emperador y parece que mandan más que el secretario general. No hacen na mas que criticar por lo bajo, sin dar la cara y escondiéndose como ratas. Espero que cuando haya primarias, porque va a haber primarias en un próximo congreso, tengan la valentía de presentarse y dar la cara y acepten el resultado de las urnas sea cual sea.

No sé lo que va a ocurrir. Esto es un desbarajuste total. Lo que sí tengo claro es que esto no tiene arreglo y si vamos a terceras elecciones el PSOE se convertirá en un partido marginal, con 30 o 40 escaños. ¿Cómo van a votar a este partido los electores de centro izquierda tradicionales que siempre lo han hecho, viendo este espectáculo bochornoso de navajeo entre unos y otros? ¿Nos vamos a talibanizar y extremizar, si se me permite la expresión, con una guardia pretoriana de militantes radicales en torno a la figura del nuevo caudillo Sánchez? ¿Eso es lo que va a quedar del PSOE?

Me quedo atónito ante los ataques furibundos lanzados por seguidores de Sánchez en redes sociales, insultando, descalificando, llamando traidores a los 17 de la ejecutiva que dimitieron, y llamando fascistas a todo aquel que se oponga a Pedro Sánchez. Pero, ¿adónde vamos a llegar? Un compañero con el que has estado hasta hace dos días trabajando codo con codo, ahora resulta que es un traidor y un fascista. Este guerracivilismo no nos lo vamos a quitar nunca en este puto país.

Y si gana Sánchez esta guerra, ¿va a intentar formar gobierno en una semana con Podemos e independentistas? Pero, ¿es que nos hemos vuelto locos? ¿Es que no nos hemos dado cuenta aún que elección tras elección la gente nos vota menos, que lo que quiere el cínico de Iglesias (no hablo de todo Podemos porque también hay bandos como aquí) es destruir al PSOE, hacerte el abrazo del oso, intentar que desaparezcas del mapa? ¿No nos damos cuenta que hemos caído en la estrategia de talibanización, extremismo, independentismo y radicalización que pretende el chulo, ególatra y asqueroso Iglesias que está como un buitre esperando la carroña de nuestra matanza? ¿Es ese el camino que queremos seguir? ¿Es que alguien se cree que si gana Sánchez esta guerra van a volver al redil socialista 3 o 4 millones de votos perdidos que fueron a Podemos? No va a volver ninguno. Tiene cojones que Iglesias salga ahora defendiendo a Sánchez en esta guerra cuando le votó en contra en marzo para ser presidente del gobierno. Trata de pescar en río revuelto como lo miserable que es este tipo, aprovechándose de la guerra interna del PSOE.

¡Veros todos, sanchistas y barones, a tomar por culo! Ya lo habéis conseguido. Habéis hecho añicos el PSOE.

20:21 h del sábado 1 de octubre de 2016, Pedro Sánchez dimite al perder la votación sobre su propuesta de convocatorias de primarias y congreso express.

Yo no sé lo que pasará ahora en este partido partido, fraccionado, hundido y roto en mil pedazos.





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