Roy Batty

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martes, 8 de noviembre de 2016

La semana del gato

Tras un paréntesis de obligaciones oposicioniles, reinicio mis comentarios de la actualidad aún incrédulo y estupefacto por algunas barbaridades observadas. La sorpresa de la última semana me retrotrae a aquella famosa canción del escocés Al Stewart del año 76, prácticamente la única por la que se le conoce, The year of the cat. Fue número uno en su momento y causó sensación. Me permito apropiarme de ese título transformándolo en la semana del gato para comentar el suceso político de la semana. Me explico.



A los apellidados Espinar, en Membrilla, se les conoce con el apodo de el gato. De esta familia procede el personaje protagonista de la semana, Ramón Espinar, senador de Podemos. 

El municipio madrileño de Leganés tuvo como primer alcalde de la democracia allá por 1979, al socialista Ramón Espinar Gallego, padre del anteriormente citado, y lo fue durante 4 años. Posteriormente fue presidente de la Asamblea de Madrid y Consejero de Cultura con Joaquín Leguina. ¡Quién te ha visto y quién te ve, Espinar padre! Recordemos que el padre está involucrado en el escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid donde llegó a gastar unos 180.000 € durante el tiempo que estuvo como consejero de la Caja. ¡Tremendo!

La polémica suscitada toda esta semana con la compra de un piso por parte de Ramón Espinar hijo ha puesto de manifiesto la hipocresía de estos nuevos adanes de la política. ¡Consejos vendo que para mí no tengo!

Lo que me parece increíble, ya lo he dicho muchas veces, es el altísimo nivel de presuntuosidad, egolatría, fatuidad y petulancia que exhiben todos estos podemitas amén de la arrogancia y prepotencia con la que acompañan cada una de sus intervenciones. Fue salir el caso de Espinar y saltar todos (los más significativos, Turrión, Monedero o la Montero) como gatos panza arriba (nunca mejor dicho lo de gato) en defensa del senador de Madrid. La pregunta es: si toda esta polémica de la compra del piso de Espinar la hubiera protagonizado un cargo de Ciudadanos, PSOE o PP, ¿qué hubieran dicho todos estos voceros? No han contestado a esa pregunta. Responden con manual de argumentario, que todo es una conspiración judeo-masónica de las élites para tratar de influir en el proceso de elección de secretario general de Podemos en Madrid. ¡Joder, cuánta importancia se dan! ¡Ni que fueran las elecciones estadounidenses! ¡Qué disparate!

Y entrando en ello, ¡joder qué transparencia! Se tiran votando 4 o 5 días por internet para elegir al secretario general en una región y anuncian los resultados dos días más tarde. Todo muy transparente. ¡Coño!, si demandas transparencia por urnas, que la gente vote presencialmente, que el escrutinio sea público y lo haces todo en un día. Así no hay trampa ni cartón. Si transcurren 7 días entre votaciones, escrutinio y proclamación de resultados parece que están votando en otro país, yo que sé, parece que votan en Venezuela, por decir algún país. ¡Tela marinera! Pues no lo critiques porque ellos son impolutos e infalibles.

¡Qué coño le importa a Prisa, la empresa del diabólico Cebrián, unas elecciones de chichinabo para elegir al secretario general en Madrid! Sale Pablo Manuel y dice que cuando atacan a Ramón le atacan a él. ¡Joder, qué tío más narcisista y presuntuoso! No le hace falta abuela.  Ahora, eso sí, neutral, neutral, tampoco se puede decir que lo sea en este proceso. Van y le echan la culpa al mensajero, que si la SER actúa por orden de Cebrián para tratar de influir en Podemos. ¡Coño, dicen y actúan lo mismo que la casta a la que tanto critican! Escurrir el bulto y matar al mensajero. La culpa es de los demás. 

Ahora, lo último es que acusan a la Comunidad de Madrid de haber filtrado los papeles del caso Espinar. ¡Coño, igual que Esperanza Aguirre cuando acusó a Montoro y a la Agencia Tributaria de haber filtrado su declaración de la renta! 

Lo cierto y verdad que el señor Espinar es un burraquete que ha sido víctima de su arrogancia y de sus palabras con esta noticia. Decía que la vivienda pública no es para especular y resulta que ganó 20.000 € con la venta de una vivienda, en la que no residió. Afirma el susodicho que era un joven de 21 años que recibió 60.000 € para pagar la entrada de esa vivienda como hacían muchos jóvenes en aquellos años (2007). Sí claro, lo normal es que en aquellos años los bancos concedieran hipotecas a jóvenes que no tienen trabajo, no tienen ingresos o que los padres te prestaran tanto dinero. El señor Espinar lo ve todo esto muy normal. ¡Se cree que somos tontos! ¿En qué mundo vivían? Que conste, que no entro en la ayuda del padre, ya se encargan otros de entrar y barruntar de donde procede el dinero. 

Podrá ser todo lo legal que quiera revestir el señor Espinar su compra y venta fulminante de su vivienda en Alcobendas, municipio donde no estaba empadronado, pero la ética brilla por su ausencia en un tipo que ahora mea colonia diciéndonos a todos cómo debemos actuar.

Otra cosa que me parece deleznable es el insulto que le ha dirigido Iglesias Turrión a Cayo Lara por decir éste que especular es especular, lo diga Agamenón o su porquero, en referencia al caso de Espinar. El miserable de Pablo Manuel le dijo que era una miseria moral. No se ha mirado en su espejo, es evidente, porque si se mira se muere por su infinita egolatría y narcisismo.

Estos señores de Podemos piensan que el mundo se originó cuando ellos llegaron a la política. No tienen pasado. Les da coraje que hurguen en su pasado y encuentren pecadillos de juventud, que muestran más que nada su incongruencia e incoherencia con lo que ahora defienden. Dicen que son la nueva política y son más viejos que Matusalén. 

Es increíble cómo se atrincheran, bajan al barro, no reconocen errores y le echan la culpa de todos sus males a la prensa, a las élites, al IBEX-35. ¡Coño, como la vieja política!


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