Roy Batty

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jueves, 11 de abril de 2019

Dolor y gloria

He visto la última película de Almodóvar, Dolor y gloria,  y en resumidas cuentas me ha parecido un compendio de toda su filmografía. Me ha parecido un testamento cinematográfico, un glosario puramente almodovariano, un desnudo integral del director manchego en materia autobiográfica, su película más personal e intimista, sin lugar a dudas. Al igual que la semana pasada referenciaba sobre Mula, la iteración continua de ticks habituales de Clint Eastwood a lo largo de su filmografía, en Dolor y gloria, parece que estamos viendo secuencias de Volver, de La flor de mi secreto o La mala educación. El elenco actoral está magnífico y los apartados técnicos son de lo mejor, con la música de Alberto Iglesias y la fotografía del gran José Luis Alcaine.



Antonio Banderas está correcto en el alter ego de Pedro Almodóvar aquí referenciado como Salvador Mallo. Interviene Cecilia Roth al inicio en una breve aparición recordando tal vez las primeras películas de la filmografía del director manchego. La actriz argentina fue habitual en sus inicios y también a finales de los noventa. Agustín Almodóvar hace un cameo habitual como ha hecho siempre en las películas de su hermano emulando a Hitchcock.

Hay muchos guiños cinéfilos de Almodóvar recordando a figuras como Liz Taylor, Robert Taylor o Marilyn Monroe. Y también musicales como Chavela Vargas o Lola Flores con el A tu vera, interpretado por la simpar Rosalía. 

La película es un recorrido por la vida de Almodóvar, desde los primeros ochenta hasta la actualidad, recordando su niñez e infancia, el coqueteo con las drogas, sus amores, sus pasiones, sus dolores no ya físicos sino también emocionales. El homenaje que hace a su madre encarnado en la figura de Julieta Serrano me parece sublime. Las secuencias de diálogos entre el personaje de Banderas y Serrano me parecen extraordinarias, una auténtica demostración de sinceridad del director para con su madre. Una confesión a pecho descubierto. Julieta Serrano está inmensa en un papel que yo creo que le hubiera correspondido a Chus Lampreave si hubiera vivido, la inolvidable madre en La flor de mi secreto. Lo de los estoy muy mal de los remos pero bien de la cabeza es Mancha pura y me parece antológico.

La etapa de niñez está presente a lo largo de toda la película. Penélope Cruz está muy bien en el papel de la madre de joven. Hay expresiones y secuencias que recuerdan mucho a Volver, donde Almodóvar también recordaba su niñez. Aquí lo hace cuando lavan la ropa en el río y allí lo hacía con la costumbre de limpiar las lápidas.

La película se divide en partes bien diferenciadas que bien podrían ser partes de la vida del manchego. El personaje de Asier Etxeandía recuerda a la amistad que se rompió en su día con Carmen Maura y el personaje de Leonardo Sbaraglia podría recordar a un amor de juventud del director.

Creo que es su película más personal e intimista y es probable que consiga premios y galardones a lo largo de este año.

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