Hace casi dos años, Pedro Sánchez ganaba las primarias del PSOE cuando nadie daba un duro por él. Ayer ganó las elecciones generales de forma clara y contundente. En ese espacio de tiempo han habido multitud de acusaciones, barbaridades, insultos, calumnias, mentiras vertidas sobre su persona. Ahora ninguno de los calumniadores, perdedores de las elecciones, rectifica o pide perdón. Es más, alguno de ellos ni siquiera ha tenido la educación de felicitar al vencedor de las elecciones. Hemos vivido unos meses realmente de continua crispación y hostilidad. Ayer muchos amorraban la cabeza y se fueron a la cama sin necesidad de arroparse, ya iban calenticos. Se les han bajado los humos de pronto. El PSOE ha ganado las elecciones generales once años más tarde.
He estado mucho tiempo callado viendo, observando todo lo que se vertía por todo tipo de medios. Los que le acusaban a Pedro Sánchez, de presidente ocupa ahora callan y hacen mutis por el foro. No hay nada mejor que las urnas para poner a cada uno en su sitio. Se han vertido tantos insultos, tantas descalificaciones hacia la figura del presidente del gobierno que uno no sabe ya si este país es así de vengativo, rencoroso y maledicente.
No he escuchado a ningún dirigente de los que han perdido hacer autocrítica, no digo decir lo siento o pedir perdón, eso ya sería mucho, tan solo decir algo como "pues me he equivocado en esto o en lo otro", "no debería haber actuado así". Es tal la presuntuosidad e irresponsabilidad de los líderes políticos de la derecha más cavernaria y reaccionaria de este país que no son capaces de admitir que hay una formación que es la más votada de este país con 7 millones y medio de votos y que ninguno de esos votantes somos batasunos, independentistas, okupas, felones, traidores a la patria tal como se han encargado de echarle en cara a Pedro Sánchez a diestro y siniestro.
Lo que ha tenido que aguantar Pedro Sánchez de portadas de medios de comunicación, la gran mayoría, diciéndole de todo. Ha sido agotador todo este tiempo de precampaña y campaña escuchando de todo. Ahora los que han perdido 71 diputados de 137 y se han quedado en 66, no tienen humildad ninguna y le echan la culpa de su resultado a la ultraderecha ultramontana sin asumir ningún error ni ninguna responsabilidad. ¡Lo que estarían bramando si ese resultado lo hubiese cosechado el PSOE! Los aznarines han sido los grandes derrotados.
No puedes gobernar este país si eres insignificante en Euskadi y en Cataluña.
La gente ha apostado por política social, solidaridad, feminismo y defensa de los que menos tienen como señas de identidad de la gestión realizada en los últimos 10 meses. Si todo esto se hizo con 84 escaños, ahora con 123 es posible seguir realizando una política de esas características. El pueblo le ha hecho una moción de censura al odio irracional, al rencor, al insulto, a la sinvergonzonería, a la hipocresía y a la aceptación de la corrupción como si no pasara nada característica de todos estos adláteres de la derecha más reaccionaria y cavernícola de toda Europa.
¡Que no se arropen! Ya van calenticos.
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