Roy Batty

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lunes, 2 de julio de 2012

Histórico

Confieso que esta vez me mostraba al inicio de esta Eurocopa bastante escéptico en relación con la consecución de otro título continental. Pensaba, y así se corroboró en el partido inicial ante Italia, que las selecciones europeas ya le habían tomado la matrícula a la española y sabían cómo jugarle y hacerle frente. Confieso que me descuadró, igual que a muchos aficionados, el planteamiento inicial de jugar sin delanteros y con Cesc como falso nueve. No podía entender que una selección como España no jugara sin delanteros. Necesitamos tener una referencia clara en ataque, un punto sobre el que fijar los pases de los mediocampistas. Pensaba que a la selección le habían tomado la matrícula a semejanza de lo que le ha pasado al Barça este año con el Madrid o el Chelsea.


Confieso que no tenía mucha fe al respecto, y dicho pensamiento se acrecentaba tal y como iba transcurriendo el torneo, porque el equipo ofrecía muchas dudas; ante Croacia se ganó sin jugar bien, con Francia en cuartos no se jugó muy brillantemente y ante Portugal en semifinales se ganó por penalties después de sufrir bastante durante el partido. Pero parece ser que ya nos acompaña algo que antes no teníamos ni por asomo, y ese algo es el saber competir, el saber estar en el momento adecuado y con la resolución adecuada. Es ese instinto que hace que selecciones como Alemania, Italia, Francia, hayan estado allí siempre clasificándose para finales de europeos o mundiales. Estaban allí porque sabían competir y aunque jugaran mal en la fase previa, respondían bien cuando tocaba jugar las eliminatorias. Eso es lo que a España le ha acompañado durante esta Euro 2012.

El juego desplegado por la selección no ha sido uniforme, ha sido brillante a ráfagas, pero ha faltado continuidad y estabilidad. Pero sí hemos dado lo mejor en la final. Ahí, es donde se ha visto la categoría de juego de este grupo de jugadores. Ahí ha radicado el éxito de la selección. Hemos definido cuando teníamos que definir. Ya no podemos lamentarnos cómo solíamos hacer antes en los grandes acontecimientos futbolísticos de tener la negra dentro, de ser portadores de desgracias casi genéticas. Esta selección ha acabado con el mal fario. Adiós al gol fallido de Cardeñosa, al balón no atrapado de Arconada, a la ocasíón fallada de Salinas, al penalti fallado de Raúl,... Hemos dicho adiós a tanto mal fario con un juego elegante, digno y envidiado por todos.

En el aspecto deportivo hemos asistido al encumbramiento de un magnífico lateral izquierdo; Jordi Alba. El de Hospitalet ha sido la revelación del campeonato con un juego brillantísimo por la banda izquierda rematado con un gol en la final. Este grupo, aún le queda cuerda para otros dos años más como mínimo, hasta Brasil 2014. Estamos asistiendo, casi sin darnos cuenta, a la mejor selección de fútbol de la historia de España y una de las mejores de la historia del mundo, que se dice pronto. Cuando pasen 30 ó 40 años nos acordaremos alguna vez, que en los primeros años de la primera y segunda década del siglo XXI, se juntaron en este país, una colección de extraordinarios futbolistas que consiguieron ganar todos los títulos habidos y por haber, tanto a nivel de selección como a nivel de clubes. Histórico, sin ningún lugar a dudas.

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