Roy Batty

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jueves, 22 de diciembre de 2016

La diosa Fortuna

Tal día como hoy, la probabilidad de que te toque el Gordo de la Lotería Nacional en su Sorteo Extraordinario de Navidad es muy similar a que caiga un meteorito sobre tu cabeza. La diosa Fortuna es esquiva, escurridiza, huidiza, fugaz, efímera, evasiva... Es muy difícil atraparla. Siempre imploramos a dicha diosa para que tengamos suerte y consigamos nuestros propósitos y nuestros objetivos. ¿De dónde viene el mito de la diosa Fortuna?

Fortuna era, en la mitología romana, la diosa de la suerte, buena o mala, aunque siempre se tendió a asociarla con lo bueno -lo fasto- y la fertilidad; de modo que la adversidad ha pasado a ser casi sinónimo de infortunio.

Su alegoría solía ser la rueda de la fortuna, una especie de ruleta que significaba el azar o lo aleatorio de la buena o mala suerte; en cuanto a representación de su aspecto positivo, solía figurársele con la cornucopia.

Adjunta a Fortuna estaba la Ocasión (muchas veces confundida con la misma Fortuna), la cual se representaba casi totalmente calva, con sólo una guedeja o un mechón pequeño, ya que una buena Fortuna era entendida como de una Ocasión difícil de atrapar (como es difícil de atrapar de los cabellos a alguien calvo), en otras representaciones Fortuna aparecía figurada de un modo semejante a la Justicia: con los ojos velados o con un timón ya que pilotaba la suerte de la humanidad.

En tanto que la deidad Fortuna era casi siempre considerada fasta ("afortunada",positiva para la gente), se distinguían con adjetivos sus otros posibles aspectos: Fortuna Dubia (Fortuna Dudosa), Fortuna Brevis (Fortuna Breve) y Fortuna Mala. En lo único que coincidieron todos fue en señalar que era la diosa más caprichosa del Olimpo.

El culto a Fortuna fue introducido en Roma por Servio Tulio, teniendo en tal ciudad un templo en el Foro Boario y un santuario público en la colina del Quirinal, poseía un oráculo en Preneste y le estaban consagrados el roble -en Preneste se adjudicaba un trozo de roble a cada recién nacido, según el modo en que sucedía esto se suponía que el recién nacido tendría su fortuna, asimismo a Fortuna le estaba consagrado el día 11 de junio, durante toda esa fecha se realizaba un festival que se llamaba Fors Fortuna; se le consideraba también la propiciadora de la maternidad. A esta deidad se le decía también Annonaria y el nombre provenía del antiguo itálico Vortumna (La que rota -hace girar- el año); no se conoce una genealogía mítica canónica o establecida de tal deidad pero se la consideraba hija de Júpiter tal como lo señala una inscripción en el santuario de Preneste y de Juno -una estatua representa a Juno dando de mamar a Fortuna-. Como una de las deidades que ejercían patronato de Roma se le apelaba Fortuna Populi Romanii (La Fortuna del pueblo de los romanos).

Fortuna es una de las divinidades más antiguas de Roma y el Lacio; representaba la personificación del puro azar, cumplía cometidos protectores sobre individuos o lugares. Era causante de sucesos prósperos o desgraciados que acaecían a los hombres. Aunque recibió multitud de advocaciones y su culto se extendió por igual por clases sociales diferentes, fue muy venerada por los militares, hasta el punto que Julio Cesar decía que "en todo puede mucho la Fortuna y más en la guerra" (Bellum Gallicum, 6,30,2). Muchas unidades militares utilizaron a la diosa como madrina, e incluso el porcentaje de inscripciones en honor a Fortuna es muy elevado en provincias con fuerte presencia militar, como lo eran las regiones fronterizas de Germania, Dacia o Britania.

En Roma Hubo tres templos dedicados a la Diosa Fortuna en el Quirinal , justo después de la Puerta Colline, que dio nombre a su distrito, El Templo de la Fortuna Primigenia que se encuentra en la colina, el 25 de mayo fue el día de la inauguración. 

La diosa romana Fortuna se correspondía casi totalmente con la diosa griega Tiqué. En la mitología griega, Tyche (en su forma latina) o Tique (en su forma castellanizada), a veces también Tyché, Tike y Tiké (en griegoΤύχη Týkhē),1 era la personificación del destino y de la fortuna en cuanto diosa que regía la suerte o la prosperidad de una comunidad. Muchas ciudades de la Grecia antigua tenían su propia representación de la diosa coronada con los muros de la ciudad.

Dependiendo de los autores se le atribuían distintas genealogías. Así, algunos la consideraban una de las oceánides, hija de Océano y Tetis, mientras que otros la hacían hija de Hermes y Afrodita o de Zeus Píndaro.

Tyche podía decidir cual era la suerte de cualquier mortal, y lo hacía de una forma aleatoria, junto con su ayudante, el dios Pluto. Se le representaba jugando con una pelota, a veces arriba, a veces abajo, como símbolo de la inseguridad de sus decisiones. Por eso nadie debía vanagloriarse de sus riquezas ni dejar de agradecérselo a los dioses, pues esto podía provocar que interviniera la diosa Némesispara ponerle en su sitio. De hecho, Tyche estaba muy relacionada, por sus atributos, con Némesis, y con Agathos Daimon (el espíritu del bien). Su equivalente en la mitología romana era la diosa Fortuna.

No tenía una historia propia, ni se le rendía culto alguno. De hecho, su figura como personaje fue desapareciendo y pasó a ser meramente una abstracción del destino.

Aparecía en muchas monedas acuñadas en la época helenística en los tres siglos anteriores a Cristo, sobre todo en las ciudades ribereñas del Egeo, así como esculpida (Corinto). Dentro de la iconografía hispanorromana un bello ejemplo es la Tyche o Fortuna de Itálica.

En la Edad Media se la representaba como una ciega que portaba la cornucopia o un timón simbólico. También solía llevar la llamadarueda de la fortuna, o bien se la situaba encima de la misma, presidiendo el ciclo del destino.

En el arte grecobudista de Gandhara se la homologaba con la deidad budista llamada Hariti.

Fortuna era una deidad que presidía en todos los acontecimientos y distribuía, según su capricho, los bienes y los males. Se ha observado que no era conocida en Grecia en la remota antigüedad porque no se encuentra su nombre ni en Homero ni en Hesíodo. Los poetas la pintan calva, ciega, en pie y con dos alas a los dos pies, el uno sobre una rueda que da vueltas, el otro en el aire. Los antiguos la han representado con un sol y una media luna sobre la cabeza para indicar que, como estos astros, la fortuna preside a todo lo que pasa en la tierra. La han dado también un timón para indicar el imperio de la casualidad. Muchas veces, en lugar de timón, tiene un pie en la proa de una nave, como presidente a la vez sobre la tierra y sobre los mares.

Las medallas de los emperadores romanos la representan con diferentes calificaciones y atributos. En una medalla de Adriano, bajo el nombre de Fortuna Aurea se ve una hermosa mujer alada, tendida y con un timón a sus pies. Otra de Antonino Pío la ofrece bajo el título de Fortuna Obsequens y bajo la forma de una mujer hermosa en pie, apoyada con la mano derecha sobre un timón y que con la izquierda tiene un cuerno de la abundancia. En otra de Cómodo, la fortuna permanente, Fortuna manent, está caracterizada por una dama romana sentada, teniendo en la mano izquierda un cuerno de la abundancia y con la derecha un caballo con su brida. La Fortuna victoriosa se apoya también sobre un timón y tiene un ramo de laurel. En una medalla de Antonio Geta, la buena fortuna está sentada y se apoya en el brazo derecho sobre una rueda y en la mano izquierda tiene también un cuerno de la abundancia. Algunas veces se sustituye a la rueda un globo celeste cuyo movimiento perpetuo anuncia igualmente la inconstancia.

Pausanias hace mención de una estatua de la fortuna que había en Egina: tenía en sus manos un cuerno de la abundancia y cerca de ella un cupido alado para significar, dice, que en amor puede más la fortuna que el semblante. Entre los beocios, tenía a Pluto en sus brazos. En Esmirna estaba la estrella polar sobre la cabeza y un cuerno de la abundancia en la mano. Los romanos daban igualmente un culto solemne a la fortuna. Tulio Hostilio fue el primero que elevó un templo en su honor. En lo sucesivo se le levantaron hasta ocho en los muros de Roma. El más célebre de todos los de Italia, era el de Antio.

La mala fortuna se describe bajo la figura de una mujer expuesta en una nave sin mástil y sin timón y con las velas rotas por la violencia de los Vientos. Los modernos la han representado sobre un globo lleno de aire. Gravelot la ha pintado sentada en un trono, sobre cuyas gradas hay esparcidos los atributos de todo lo que es objeto del suelo de los hombres: cerca de ella hay el cuerno de Amaltea y el incienso que se exala de un braserillo indica las adoraciones del universo. En la ciudad de Este, en Tivoli, Zuccheri ha pintado la Fortuna a horcajadas sobre un avestruz: idea extraña cuyo sentido es difícil descubrir, pero sin duda significa que esta diosa favorecía casi siempre a los necios. Suizer presenta la Fortuna sentada en un trono suspendido en los aires y llevado por vientos contrarios: tiene en su mano una varita mágica: su fisonomía representa todos los caracteres de la inconsecuencia, del capricho, de la insolencia y de la ligereza: en su seguimiento se encuentran la Riqueza y la Indigencia, el Despotismo y la Esclavitud y delante de ella marcha la Seguridad para indicar que la Fortuna viene muchas veces sin ser esperada.

En un cuadro del Guido en la galería del Capitolio, está representada corriendo sobre un globo y haciendo rodar una corona con las extremidades de sus dedos.

Fortuna fue representada generalmente sosteniendo en una mano un cuerno de la abundancia, o una cornucopia de la abundancia, de la cual todas las cosas buenas fluyen en abundancia, que representa su capacidad de conceder la prosperidad y en la otra tiene generalmente el timón de un barco, para indicar que ella es la que que controla la vida y los destinos de las personas.También se pudo demostrar su trono, con los mismos atributos de timón y cuerno de la abundancia, pero con una pequeña rueda integrada en la silla, en representación de los ciclos de la suerte y los altibajos de la fortuna. A veces es ciega, como un reconocimiento de que la buena suerte no siempre llegan a los que más la merecen, y otras veces se la describe con alas, al igual que muchos diosas etruscas y de hecho se la equiparaba con la antigua Diosa del destino etrusca Nortia, quien se mostraba a menudo alada. Se le asocia con la diosa Felicitas , la personificación de la felicidad, y Spes , la Diosa de la Esperanza.


Fuente: Wikipedia

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