Hoy domingo se ha disputado el segundo monumento del año, el Tour de Flandes, un trazado largo, sinuoso y durísimo compuesto de 18 muros y 13 tramos de pavés en las carreteras y caminos belgas. Ha ganado un holandés en la casa de los belgas, cosa que no ocurría desde hacía 32 años. Ha ganado Niki Terpstra del Quick Step. Lo de este equipo es increíble. Llevan 21 triunfos en lo que llevamos de año. Son los mejores en las clásicas, las carreras de un día. Se desenvuelven como pez en el agua. Es una auténtica barbaridad de equipo.
Si no gana uno, gana otro. Si no gana Gilbert, gana Lampaert. Si no gana Gaviria, gana Viviani o si no, Hodeg, el último descubrimiento junto con Jakobsen. Hoy han estado ahí peleando siempre con un tres o cuatro hombres para que no se les escapara la carrera: Lampaert, Stybar, Gilbert y finalmente Terpstra han diseñado el plan para que no se les escapara el triunfo en una grande, en el segundo monumento del ciclismo del año. Corren en casa y utilizan mejor que nadie las armas que poseen.
No tienen hombres para la general de grandes vueltas pero en pruebas de un día son imbatibles. La calidad de este equipo belga, del sempiterno Patrick Lefevre, es abrumadora, a pesar de las bajas de este año respecto al pasado, a pesar de los pesares... siguen reiventándose y ganando como siempre.
Han perdido a David de la Cruz o Daniel Martin respecto al año pasado como hombres que les podían dar juego en las generales de Vueltas por etapas. Y este año la general se espera que la peleen gente como el luxemburgués Bob Jungels, al que enviarán al Tour para optar al top ten o el francés Allaphilippe, éste para vueltas cortas. Aún así, no se descomponen y compiten como nadie en las etapas parciales y clásicas. Es el mejor equipo del mundo en cuanto a polivalencia y variedad.
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