Se dice esta expresión de las personas vanidosas a quienes les gusta echarse flores. Habitualmente las abuelas pasan el tiempo adulando a sus nietos, suelen pensar que sus nietos son los mejores, los más guapos, los más altos, los más listos, por eso cuando alguien hace alabanzas de sí mismo se suele decir que no tiene abuela o no le hace falta. Visto que el señor líder de Podemos, Don Pablo Iglesias, dada la modestia y humildad de la que hace gala en cada una de sus intervenciones, se ha autoerigido en jefe de la oposición, esta expresión le viene como anillo al dedo. Nunca he visto a un personaje político tan petulante, arrogante, engreído, vanidoso, presumido, fatuo, insolente, presuntuoso, soberbio, altanero, altivo, desdeñoso, chulo, gallito y tan creído como este. Y mira que en la derecha hay especímenes de mucho cuidao. Pero éste les supera con creces. La verdad, es que tiene el record mundial de subidón de autoestima y ego en menos de un año. Y mira que en ese sentido hay competencia en este país. En el Real Madrid hay uno que lleva el 7 y es un ansia viva.
Lo que no entiendo, dado su ego superlativo, porqué no se ha erigido ya en jefe de gobierno. Tiene toneladas de egolatría para ello. Ya que se pone que se autoproclame emperador del Reino de las Hispanias cual Napoleón Bonaparte. Si empiezan así ya y no han tocado poder, no me quiero imaginar lo que harán cuando toquen, si tocan, poder. No cabremos, ni física ni intelectualmente entonces porque su soberbia lo abarcaría todo y se extendería de forma superlativa.
En su reino ególatra, Iglesias establece su Debate sobre el Estado de la Nación Paralelo en un mitin adulador, investido no sabemos de qué legitimidad democrática, cuando realmente ayer debería estar en el Parlamento Europeo donde había pleno, es europarlamentario y cobra la nada desdeñable cifra de 20.000 euros mensuales. Y se atreve a despotricar contra viento y marea autoproclamándose líder de la oposición. Ya ha establecido que sólo él puede derrotar a la derecha. Según él no hay más rivales. Él ya se ha investido así por el olor de las encuestas. Es tremendo. Vende la piel del oso antes de cazarlo. Quizás habría que recordarle que las legislaturas duran cuatro años y los jefes de gobierno y de la oposición los establecen las urnas cada cuatro años. Habrá que respetar los tiempos. ¿No le parece, señor Iglesias? No antes ni después. Cuando uno vuela tan alto, la hostia que se puede pegar puede ser cicata. Eso le puede pasar a este endiosado personaje, que se cree ya en el colmo de la desfachatez de clasificar quiénes son buenos y quiénes son malos españoles en función de si le siguen o no como discípulos al Mesías.
A la estupidez supina de Rajoy, personaje deplorable donde los haya, que pierde los papeles llamando a Pedro Sánchez patético, ignorante aquél de su vulgar e innato patetismo, se añade la figura del Mesías Salvador representado en Pablo Iglesias poseedor de ingentes toneladas de soberbia, prepotencia y petulancia que amenazan con expulsarnos, porque no hay más sitio nada más que para ello, a los que no pensamos ni creemos en Mesías redentores ni advenimientos del Séptimo Cielo.
Bastante tenemos con lo que hay en el patio patrio. Cinismo e hipocresía a raudales.
Emulando al inmortal Roy Batty: "Y los ángeles ígneos cayeron. Profundos truenos se oían en las costas ardiendo con los fuegos de oro".
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