Roy Batty

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domingo, 8 de marzo de 2015

Falsas esperanzas

Si hay alguna palabra que pueda definir en estos momentos a Esperanza Aguirre esa palabra es cinismo. Resulta que el dedo calavérico mariano designa candidata a la alcaldía de Madrid a una persona que no ha asumido ninguna responsabilidad política por la "Gürtel" de Madrid, por la Operación "Púnica" o por su incidente con la policía de tráfico. Una persona que siendo presidenta se monta una "gestapillo" de espionaje entre sus dos vicepresidentes y dice no enterarse de nada. Una persona que sale indemne de escándalos que salpican a lo más "granado" del PP de Madrid, que afectan a numerosos alcaldes del PP de pueblos de Madrid, que es presidenta regional del partido y que, por acción y por omisión, no ha hecho nada ni ha asumido ninguna responsabilidad política, va a presentarse ahora como la regeneración ética del PP en Madrid. ¿Qué tiene que pasar en Madrid para que alguien dimita y asuma responsabilidades por todo lo ocurrido? La designación como candidata a la alcaldía es un premio a la gestión de la señora Aguirre. ¡Tremendo! Esto, sencillamente, es una tomadura de pelo a la ciudadanía. No tienen vergüenza y es repugnante.



Si todos los escándalos en los que se ha visto y se ve envuelto el PP de Madrid, se hubieran dado en el PSOE madrileño, ya estarían muertos y quemados todos los dirigentes socialistas madrileños y con razón. ¿Y qué hubieran vociferado en ese caso los peperos madrileños? La corrupción ha campado a sus anchas en el PP de Madrid en todos estos años, y la señora Esperanza Aguirre, se hace el longui y dice que pasaba por allí. No sabe, no contesta. Y luego se atreve a dar lecciones de ética a los demás. "Consejos vendo que para mí no tengo".

El PP, una vez más, hace gala de la doble moral y el cinismo como fuente de acreditación permanente. Cuando esta persona dimitió allá por septiembre del 2012, creo recordar, algunas colaboradoras suyas, como Lucía Figar, lloraban ante ella lágrimas de cocodrilo, tal como decía entonces. Dejó como segundo de a bordo a Ignacio González y no ha tenido complejos en pisotearle para conseguir su fin. Aguirre nunca dejó la política, siempre estuvo ahí en los medios dando su particular visión de las cosas, pero nunca se retiró. Una persona que ha estado viviendo de la "mamandurria" oficial durante más de 30 años va ahora y se postula como candidata a la alcaldía de Madrid.

Esta es la renovación que nos ofrecen los conservadores de este país para la capital de España. No han tenido ni tienen más alternativa dado el estado cadáver y calavérico del inquilino de la Moncloa, que se agarran a cualquier clavo ardiendo con tal de retener poder. Es un desprecio permanente a los ciudadanos y ya va siendo hora que los ciudadanos le digan a esta señora que es una trepa sin escrúpulos, una cínica y una hipócrita de mucho cuidado.


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