Roy Batty

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jueves, 21 de diciembre de 2017

Vuelve el dopaje

La noticia de los últimos días del positivo de Chris Froome en la última Vuelta Ciclista a España por salbutamol ha sido un torpedo en la línea de flotación del ya de por sí machacado y castigado deporte del ciclismo, el cual, su credibilidad vuelve a ponerse otra vez en entredicho. No es un ciclista anónimo el que se ha visto salpicado por este escándalo. Es el ganador de 4 Tours y la última Vuelta y el que tenía intención de hacer Giro y Tour en el 2018. 



Esto del salbutamol lo conocemos los alérgicos porque es un producto que se utiliza cuando se tiene asma. El Ventolín es su producto más característico. Lo que hace es reducir el asma y que se pueda respirar mejor. Es un broncodilatador. La UCI permite el uso controlado de este producto hasta 1000 nanogramos por mililitro. Si se supera esa cantidad, la UCI entiende que no es para un uso terapéutico y lo considera como un resultado adverso. Lo encontrado en el británico han sido 2000 nanogramos, es decir, duplicaba la tasa permitida. De momento no hay sanción a la espera que el británico demuestre mediante un estudio farmacocinético controlado fue consecuencia del uso de la dosis terapéutica (por inhalación) hasta la dosis máxima indicada. 

Trabajo no le va a faltar al británico. Desearíamos que todo esto quedase resuelto cuanto antes, en cualquiera de los sentidos, para que la competición no se vea afectada desde un inicio y para que pueda competir sin sombras ni sospechas de ningún tipo. Pero esto que pido es una quimera. Ahí tenemos el caso de Contador que duró años. Lo mismo que son rápidos en los análisis han de serlo también en las conclusiones y resoluciones y no alargar de manera injustificada un suplicio tanto para corredores como aficionados. La pelota está ahora en el tejado de Froome y va a tener trabajo para demostrar su inocencia.

Ha habido antecedentes del sabutamol en otros ciclistas. Indurain o Zülle inhalaban el Ventolín. E incluso ha habido ciclistas en los últimos años que han sido sancionados por resultado adverso de esta sustancia como los italianos Diego Ulissi y Alessandro Petacchi, si bien no fue la UCI, sino la Federación Helvética de Ciclismo con 9 meses en el caso de Ulissi y el TAS con no tomar la salida del Tour en el caso de Petacchi.

En fin, esto no huele bien y como he dicho conviene aclarar cuanto antes el asunto para despejar todo tipo de dudas. Si no lo aclara convincentemente, es evidente que será desposeído del triunfo en la general de la Vuelta del año pasado. Sería otro mazazo más para la Vuelta, competición que en su historial tuvo que desposeer del título obtenido a ciclistas como Ángel Arroyo o Roberto Heras posteriormente a la finalización de sus respectivas ediciones tras encontrarse sendos positivos en controles antidoping.

En otro orden de cosas, también lamentar lo ocurrido con el ciclista español Juan José Lobato que ha sido expulsado del equipo Lotto NL-Jumbo por utilizar sin permiso medicamentos para conciliar el sueño, todo esto a raiz de que en la concentración que tiene el equipo holandés en Girona encontraran a dos ciclistas Tolhoek y Eenkhoorn, desorientados sin saber lo que hacían, absurdos e incoherentes. Hay una estupenda crónica de lo sucedido de Carlos Arribas en EL PAIS del pasado domingo en el que se analizan las consecuencias de la ingesta de pastillas de todo tipo en las concentraciones de los equipos, algo al parecer bastante frecuente en el mundo del ciclismo. Me parece tremendo todo esto. Adjunto enlace de la crónica.

En fin, malas noticias para el bello deporte del ciclismo para despedir este 2017. Mal vamos.







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