Roy Batty

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martes, 15 de diciembre de 2015

El presidente indecente

indecente. (Del latín indecens, -entis)


1. adj. No decente, indecoroso. (Extraído de la RAE)

¡Uy, que le han dicho indecente a Rajoy! ¡Qué ruiz, qué mezquino, qué deleznable el señor Sánchez! El señor Sánchez es un ruiz por llamar indecente a Rajoy, por decirle lo que todo el mundo piensa y no han podido decírselo a la cara porque se ha escondido como una rata durante cuatro años.

Es increíble lo que se ha montado por el uso de este adjetivo. Acaso, ¿no es indecente que el nombre del presidente del gobierno aparezca 35 veces en los papeles de Bárcenas como receptor de dinero en sobres? ¿No es indecente que el presidente del gobierno le envíe un mensaje a Bárcenas diciéndole que aguante y que sea fuerte? ¿No es indecente que el señor Rajoy se vaya de vacaciones pagadas por el capo de la Gürtel? ¿No es indecente que la policía registre la sede del PP en Génova 13, sede financiada con dinero negro procedente de comisiones ilegales? ¿No es indecente que el tipo este de presidente de gobierno haya recortado en sanidad, educación, dependencia, servicios sociales, derechos laborales, salarios o haya subido impuestos mientras sus huestes esquilmaban y se enriquecían a raudales a costa del erario público? ¿No es indecente que se tenga que morir gente esperando recibir la ayuda de dependencia? ¿No es indecente que este tipo se jacte y se ría de las personas que tratan de buscar a sus seres queridos no destinando ni un euro a la partida de la memoria histórica? ¿No es indecente que el presidente del gobierno diga que el problema no es la corrupción sino la publicidad que se da de los casos de corrupción en los medios? ¿No es indecente que este tipo no asuma ninguna responsabilidad política por la corrupción habida en su partido? Ya lo he dicho doscientas mil veces. En cualquier país del mundo civilizado, un solo caso de corrupción de este tipo que hubiera asolado al partido del gobierno, llámese Púnica, Gürtel, Bárcenas, hubiera provocado la dimisión del presidente del gobierno ipso facto y la del gobierno entero. En cualquier país civilizado. En este no.



Alguien le tenía que cantar las verdades del barquero a este tipo y lo ha hecho Pedro Sánchez en el único debate al que se ha atrevido a ir. Ahora comprendemos porqué no se atrevía Rajoy a ir a ningún debate. Porque es un don nadie, un cobarde, que no da la cara por temor a que se la partan con verdades, como hizo ayer Pedro, que era lo que tenía que hacer. Como dice José María Izquierdo, ¿es que esperaban que no se hablara de corrupción?

El debate en sí, lo dominó de principio a fin, Pedro Sánchez. La iniciativa la llevó siempre Pedro en todos los temas. Parecía como un partido de tenis en el que siempre servía Sánchez y Rajoy restaba como podía. Y se tragó más de un ace. Rajoy no sabía por dónde le venían las pelotas. No daba abasto a restar.

En el ring, el aspirante Sánchez le dio y no paró al poseedor del título Rajoy y lo noqueó. El indecente fue un derechazo en la mandíbula que llevó a Rajoy a la lona. Venció por K.O., en el tercer asalto. Utilizo el símil deportivo porque sé algo de ello y para que vea el inepto de Rajoy, que hay mucha más gente que él que tiene más conocimientos deportivos.

Rajoy fue al debate pensando que lo iba a ganar de calle. Estremece ver a un presidente del gobierno perdiendo los papeles, nunca mejor dicho, con las hojas arrancás de un cuaderno en la mano colgando las virutas (como hacíamos en el colegio en EGB), dando la sensación de un mal alumno que había hecho los deberes deprisa y corriendo la noche de antes, eso sí, viendo en Estudio Estadio cómo su Madrid perdía en Villarreal con un juego desastroso.

El candidato Sánchez iba preparado y listo a cantarle las cuarenta a Rajoy por lo destrozado en los últimos cuatro años y a proponer alternativas. Fue serio, contundente y directo. Que tipos como Alfonso Merlos (no sospechoso de ser de ultra izquierda precisamente) diga que el debate lo ganó Sánchez o tipos como Alfonso Rojo, diga que no ha ganado nadie, indica bien a las claras la absoluta superioridad del candidato socialista. Que un economista como Gay de Liébana, que no es precisamente un rojeras, diga que Sánchez ganó a Rajoy en materia económica, indica cómo fue el debate. Que Atresmedia, cadena ciudadana y nada sospechosa de ser pro-socialista, haga una encuesta en la que da ganador a Sánchez, aunque trate de ocultar el triunfo con el argumento de que hay más gente que piensa que no ha ganado nadie, indica bien a las claras que el absoluto ganador del debate fue el candidato socialista.

Muchos de los llamados emergentes, antes del debate, estaban ya clavando los últimos clavos al ataúd de Sánchez y tuvieron que deshacer la clavada e improvisar un discurso patético y de manual diciendo que era el último debate del bipartidismo, que eran candidatos de la vieja escuela, etc.

Claro, Iglesias tiene el resquemor de no haber podido debatir con Rajoy y ahora está celoso porque Sánchez le ha cantado las cuarenta al presidente y no él, y lo que hace es descalificar el debate tildándolo de bronco. ¡Como si él fuera un dechado de virtudes y nunca hubiera dicho una palabra subida de tono! ¡Coño, que hasta hace dos días, la señora Colau en un mitin en Barcelona en el que estaba Iglesias llamó criminales al PP y al PSOE! Y no ha salido Iglesias desautorizando esa afirmación.

Tiene cojones la cosa. En el post debate de La Sexta, llaman a Iglesias y Rivera a comentar el debate. ¿Qué van a decir los ausentes? Pues que los contendientes han estado muy mal, que huele todo a vieja política, a Cánovas y Sagasta, y que ellos son más aseados, modernos y pulcros. ¡La puta nava! ¡Qué objetividad! Ya digo. Estaban dando por muerto a Sánchez unas horas antes y se tuvieron que joder en el post-debate y cambiar deprisa el argumentario porque Sánchez dinamitó con su ataque las expectativas. Tenía gracia ver a estos tipos listillos argumentar que Sánchez se había pasado, cuando ellos si hubieran estado (sobre todo Iglesias) a saber lo que le hubieran dicho. Y que se escandalicen por el adjetivo indecente cuando los podemitas han utilizado exabruptos de todo tipo y condición en todas sus intervenciones, tiene bemoles. Se rasgan las vestiduras las hermanas ursulinas de Iglesias y Rivera, que solo les faltó darse un beso en la coincidencia de planteamientos que hicieron. ¿Ahora son hermanitas de la caridad? Como diría Javier Clemente, ¿es que ahora son unos lilas?

Lo cierto es que la intervención de Sánchez les descolocó. Ha callao muchas bocas. Es más. Descolocó al moderador del programa, el ínclito Ferreras, que no sabía como reconocer que Pedro Sánchez había ganado el debate y trataba de convencer al "Narciso" Iglesias que así había sido.

Viendo los comentarios, saco la conclusión de que Pedro Sánchez siempre peca. ¿Por qué? Pues porque si ataca porque ataca y si no ataca porque no ataca. El caso es que siempre peca y nunca les va a dar en el gusto a estos emergentes que se las dan de educados.

Lo de los medios es escandaloso en esta campaña. Nunca he visto un partidismo tan declarado en algunos. Concretamente, Antena 3 bebe los vientos por Rivera y le hace gráficos más grandes y dice que llenó Vistalegre el domingo. ¡Amos no me jodas! Y la Sexta, concretamente el matrimonio Pastor-Ferreras, se vuelcan dando toda la cancha a Podemos y su Mesías. Descalifican a Pedro Sánchez, porque no ha ido a "El Objetivo" de la marisabidilla. ¡Coño, métanse con Rajoy que ha tardao 10 años en ir a un programa de La Sexta!. Se les está viendo el plumero a leguas.

Podrá ganar o no ganar Pedro el próximo domingo, pero ha hecho lo que tenía que hacer, darle una hostia bien dá a Rajoy, para que sepa lo que pensamos de su gestión muchísimos españoles. A gusto se ha quedao.

Adjunto comentarios al respecto del debate de José María Izquierdo, Nacho Escolar y Jesús Cintora.



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