Roy Batty

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jueves, 23 de enero de 2020

1917: la angustia perfecta

He visto la última película de Sam Mendes, "1917", y me ha gustado. Las dos horas de metraje se pasan a gusto porque el film logra que interiorices la aventura de los personajes. Se podría decir que toda la película es un plano-secuencia, o por lo menos no se notan los cortes de cámara hasta un fundido en negro en mitad del metraje. Creo que será la triunfadora en los próximos Oscar de la Academia de Hollywood. Tiene una impecable factura. Película y director merecen la estatuilla.



Mendes a través de un argumento bastante simple narra una epopeya de dos soldados anónimos (lo son también los actores que los representan) y hace que te involucres en los avatares de estos personajes en una acción que transcurre en horas, menos de un día. Dos jóvenes soldados británicos reciben la misión de atravesar las líneas alemanas en el frente de Francia dentro de la Primera Guerra Mundial hasta llegar a donde se encuentra otra parte de su ejército para avisarles que no ataquen y  evitar caer en una trampa que les ha tendido el enemigo alemán con una retirada ficticia.

La forma de rodar, con la cámara siguiendo delante y detrás, sin cortes, a los personajes, a través de las trincheras hace que el espectador viva de primera mano la angustia, el desasosiego reinante en el contexto en el que se desenvuelven los personajes. Es sudar, correr, sufrir con su protagonista. Con todo esto, el Óscar a la mejor dirección está cantado.

La dirección artística me parece magnífica, o como se llama ahora, el diseño de producción. La recreación de un escenario de guerra, desde las trincheras, los barrancos, las bombas, las ruinas, las alambradas está muy conseguido. Me parece espectacular. Veo que ha sido rodada en Inglaterra y Escocia. Principalmente las escenas de trincheras han sido rodadas en la Meseta de Salisbury que recrean la Francia ocupada en la Primera Guerra Mundial.

Ciertas secuencias me recuerdan a la gran "Salvar al soldado Ryan" (1998, Steven Spielberg) y pensé que no en vano, la mano de Spielberg está ahí con la productora DreamWorks. La fotografía me parece espectacular por parte de Roger Deakins, con esos planos y colores cenizosos y la estupenda luz de las secuencias de noche. Me recuerda mucho a la fotografía de "Blade Runner 2" que realizó el mismo operador hace dos años y por la que obtuvo la preciada estatuilla. Auguro que puedo repetir perfectamente este año.

La música de Thomas Newman contribuye también a destacar la angustia de la guerra en determinadas partes del filme. El diseño sonoro sobrecoge también por la espectacularidad.

No entiendo cómo la Academia se ha olvidado en las nominaciones del protagonista principal de esta película, un joven actor británico llamado George MacKay, que merece más que ningún actor el galardón del Óscar a la mejor interpretación masculina protagonista de este año. Es un olvido insultante.

A pesar del título, la película no es tanto una recreación de la Primera Guerra Mundial. Describe fielmente cómo fue la denominada "Gran Guerra", una guerra que se libró entre trincheras de un frente y otro, entre alambradas. La tumba de barro se denominó esta masacre. En el filme esa sensación está intacta. Pero más que nada lo que describe es la barbaridad que supone un conflicto bélico, la locura, la angustia, la sinrazón, la barbarie, el sinsentido... en definitiva, la inutilidad de la vida humana en un conflicto de esta naturaleza.


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