Hoy EL PAÍS SEMANAL me ha publicado una carta que escribí en relación a un reportaje sobre la situación de la Iglesia en España. La carta me la han catalogado como "Carta de la semana", pero no obstante considero que está muy extractada, ya sea por necesidades de espacio. La carta hablaba también del hecho vergonzoso de tapar los supuestos delitos de agresión sexual que esta institución había consentido y escondido. Cuando se publican cartas en un medio tan importante, suelen fragmentarlas o extractarlas para dar cabida a un mayor número de cartas, ya sean publicadas en una página, como es este caso, o en dos y puede correrse el riesgo de suscitar incertidumbres en algunos sentidos. Para que no quepa dudas al respecto sobre mi posición ante el tema de cómo veo la Iglesia en este país, reproduzco a continuación el texto íntegro enviado resaltando en cursiva y negrita lo publicado.
Desde mi punto de vista hay 3 instituciones que no son democráticas en su estructura y funcionamiento interno: los partidos políticos, las federaciones deportivas y la Iglesia. Los primeros parece que empiezan a ponerse las pilas en cuanto a la elección de sus órganos con primarias y listas abiertas. Pero los segundos y los terceros no han avanzado nada en cuanto a la democratización de la elección de sus órganos de gobierno.
Trabajo tiene el Papa Francisco si quiere hacer una limpia en la jerarquía eclesiástica de este país. Es imposible cambiar de la noche a la mañana una institución tan anquilosada, tan conservadora, tan reaccionaria y tan politizada. La jerarquía de la Conferencia Episcopal Española recuerda al Politburó de la antigua Unión Soviética donde una gerontocracia gobernaba el país más extenso del planeta hasta que llegó un joven llamado Mijail Gorbachov y puso patas arriba 70 años de historia de ese país. Algo parecido está pasando con la intención de Jorge Bergoglio de cambiar, de renovar, de limpiar alfombras e introducir aire fresco en una institución de 2000 años.
Tiene buenas intenciones el Papa argentino pero aquí en España la curia es retrógrada a más no poder, criados en el franquismo ideológico con tipos como Rouco Varela, el obispo de Alcalá o el arzobispo de Granada. ¿Cómo puede seguir en su cargo un prelado al cargo de una diócesis que tenía constancia de abusos sexuales por parte de sacerdotes y no hizo nada sino tapar la corrupción? Es una vergüenza que tenga que ser el Papa el que tome medidas contra la corrupción en la Iglesia en España porque aquí sus autoridades callan y silencian las denuncias de las víctimas de abusos sexuales. Que tenga suerte Bergoglio en su afán de modernizar esta antigüalla. Trabajo le va a costar. Necesita imbuirse del espíritu del padre Casaldáliga, ir descalzo sobre la tierra roja.
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