El pasado jueves 15 de enero dio comienzo la vigésimocuarta edición del Campeonato del Mundo de Selecciones de Balonmano Masculino en Qatar. Todo lo que no sea que gane el título una de estas cuatro selecciones será una sorpresa: España, Francia, Croacia o Dinamarca. De estas cuatro creo que saldrá el próximo campeón. Tampoco estamos descubriendo América. Los hispanos lo van a tener difícil para revalidar y defender título. Joan Cañellas, Nikola Karabatic, Domagoj Dubnjak y Mikkel Hansen están llamados a ser las grandes estrellas del Mundial. En la foto vemos al especialista Anders Eggert convirtiendo un 7 metros ante el meta argentino Matías Schulz, en el partido que enfrentó ayer a Dinamarca con la albiceleste y que dio lugar a la primera sorpresa del torneo al terminar con un empate a 24 goles
Lo primero que me ha sorprendido ha sido ver el roster de Qatar en el partido inaugural. No puedo ser que se permita nacionalizarse a cualquier jugador con tal de formar parte de una selección participante. Qatar ha nacionalizado a varios jugadores de origen serbio como Danjel Saric, el portero del F.C. Barcelona, Stojanovic, Memisevic o Markovic. Nacionalizan como churros y así desvirtuan la competición. Será todo lo legal que quiera la EHF pero me parece muy poco serio y ético nacionalizar a la carta con tal de reforzar una selección. Ya sabemos que Qatar tiene el dinero por castigo, pero uno tiene que utilizar los mimbres que tiene en su origen para demostrar su valía. Ya sé que Valero Rivera, actual técnico de Qatar, utiliza todos los resortes que la legislación le permite para reforzar su plantel. Pero que no me digan que Markovic, Saric, Vidal, Capote o Memisevic son apellidos qataríes. Me parece una práctica reprobable por mercenaria. En atletismo, los países del Golfo también lo hacen. Compran africanos, de origen etíope, keniata o eritreo y les ponen un nombre árabe y compiten bajo bandera de Emiratos, Qatar o Bahrein. Sin embargo, si observamos el roster del vecino Arabia Saudí, vemos que todos sus componentes son autóctonos y no hacen lo que hacen sus vecinos del Golfo Pérsico. Creo que el dinero no debe adulterar la competición.
En cuanto a lo deportivo, decir que me ha sorprendido que no se clasificaran selecciones de renombre y gran tradición balonmanística como la gran Serbia, heredera se supone de la antigua Yugoslavia, o Noruega, una de las inventoras de este deporte, o la habitual Hungría o Montenegro. Así no veremos a estrellas como Momir Ilic y Laszlo Nagy. Me llama la atención que no se hayan calificado estas selecciones y hayan entrado otras como Bosnia, República Checa o Austria.
Por otra parte me ha sorprendido no ver en el roster de Francia a Daniel Narcisse o Luc Abalo, con lo cual Francia disminuye en potencial. España ha empezado con dudas ante Bielorrusia pero el bloque me parece muy compacto con una primera línea de lujo con Maqueda, Entrerríos y Cañellas. Julen Aguinagalde es una garantía de vida en el pivote. El mejor del mundo con diferencia.
Iremos viendo y disfrutando durante estos días del deporte del 40 x 20 y de los 7 metros.
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