Tiene bemoles la cosa. En la semana en que Francia ha sufrido el mayor atentado terrorista de los últimos cuarenta años, contra el semanario satírico Charlie Hebdo, que salgan a la palestra personajes como el ínclito ministro del Interior de España, hablando de defensa de la libertad de expresión, le pesa el rabo. Tiene bemoles la cosa cuando el susodicho es el autor de la llamada "Ley mordaza", una ley aprobada hace unos días, en la que se castiga a la gente que se manifieste o proteste por cosas que considere injustificadas. Se le llena la boca de libertad de expresión y lo que hace es reprimirla en su país. Esta es la hipocresía que exhibe este ultracatólico opusdeísta. A Dios rogando y con el mazo dando. ¡Qué vergüenza!
El gobierno del PP es el adalid del cinismo y de la desvergüenza. Tendrán la caradura de acudir a las manifestaciones masivas que tendrán lugar hoy en París, únicamente para hacerse la foto. Pero en su fuero interno sabemos todos lo que piensan. Aquí en España los medios que les ríen las gracias al gobierno, que son el 80% de los que hay, son los que reciben abundante financiación pública en forma de contratación de propaganda institucional, etc. Y los que no son adictos al régimen, pues tratan de acallarlos mediante presiones a los directivos. Así funciona esto.
Que tenga que salir el pollo de Fernández Díaz a hablar en nombre de la libertad de expresión, me parece un insulto a la inteligencia de la ciudadanía de este país. Un señor que propone por ejemplo, aumentar las multas y sanciones por manifestarse ante el Parlamento, o multar por grabar las actuaciones de la policía, que si reparte palos sin justificación alguna, no quieren que eso se vea, y que salga diciendo que lo de París es un atentado contra la libertad de expresión, ¡manda huevos!, como decía el otro.
El cinismo y la desvergüenza no tiene límites en este país derechuzo. Han criticado a diestro y siniestro las publicaciones satíricas del tipo de Charlie Hebdo en España, como pueden ser El jueves o la Revista Mongolia y salen ahora como los ultradefensores de la libertad de expresión. Como decía Fernando Fernán-Gómez, ¡a la mierda, váyanse a la mierda!
No hay comentarios:
Publicar un comentario