Roy Batty

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viernes, 23 de enero de 2015

Qatar 2015

Asisto durante estos días al visionado del Mundial de Balonmano de Qatar y advierto por el momento pocas sorpresas, a excepción de la selección anfitriona qatarí que bajo la guía del técnico español Valero Rivera, se clasifica de forma holgada para los octavos de final. España ha cumplido correctamente la primera fase, como primera del Grupo A, si bien los rivales tampoco eran muy exigentes, salvo Qatar puso algo en aprietos,  pero el bloque de los hispanos se revela bastante fuerte. No hay ningún jugador que destaque sobremanera, sino que la principal virtud es el bloque, es tener catorce, quince jugadores de primera línea y todos ellos extraordinarios en su demarcación. Esa es la fortaleza de la selección española. El domingo comienza la eliminatoria de cruces, no se puede fallar, y toca ante Túnez, cuarto clasificado del Grupo B.



Como digo, no hay un jugador que destaque sobre el resto. Quizás, por defecto personal mío y por amor a los tres palos, me ha sorprendido la actuación de Gonzalo Pérez de Vargas, destacando por sus excelentes paradas, un tipo con una insultante juventud que demuestra una madurez extraordinaria en sus intervenciones. Los extremos están muy bien. Valero destaca por su rapidez y transformación de los siete metros, pero también están muy bien finalizando Rocas, Víctor Tomás o Cristian Ugalde. Julen Aguinagalde está muy vigilado y es un seguro de vida en el pivote. En las eliminatorias se verá hasta dónde podemos llegar, que creo que puede ser hasta lo más alto. La dirección técnica de Manolo Cadenas me parece impecable, fruto de un tipo con una experiencia extraordinaria.

Es curioso lo que sucede en España con el balonmano. La crisis es brutal en la Liga Asobal. Si vemos el roster de nuestra selección, sólo cinco de ellos juegan en la Liga Española. El resto está diseminado por toda Europa, en la liga francesa, en la Bundesliga, en Hungría, en Polonia o en Macedonia. Valero y Maqueda juegan en Nantes, Cañellas juega en el Kiel, Julen en el Kielce, Gedeón en el Rhein Neckar Löwen, o Chema y Ugalde en el Veszprém húngaro, y Sierra y Antonio García en el Szeged, también húngaro. Esta absoluta diáspora nunca se ha dado en nuestros jugadores y es demostrativa de la crisis que afecta a los clubes españoles y al escaso patrocinio o mecenazgo del balonmano español. La liga ASOBAL es un oasis para el F.C. Barcelona, un paseo triunfal allá por donde pasa, el único club con un nivel de élite mundial pero que no encuentra oposición en la competición nacional. Esa diáspora de jugadores la extiendo también a los técnicos. Nunca hemos tenido técnicos dirigiendo tantos equipos extranjeros de primer nivel como ahora. Ahí están, por ejemplo el Veszprém húngaro (Ortega), el Vardar macedonio (Raúl González), el Szeged húngaro (Juan Carlos Pastor), el Kielce polaco (Dujshebaev) o el Wisla también polaco dirigido también por el seleccionador Manolo Cadenas.

¡Quién te ha visto y quién te ve! El balonmano español disponía hace dos décadas, en la década de los noventa, de la mejor Liga del Mundo, con equipos muy competitivos, que eran capaces de ganar cualquier competición nacional o europea. El F.C. Barcelona, Elgorriaga Bidasoa, Teka Santander, Portland San Antonio, Ademar León, Balonmano Ciudad Real o Balonmano Valladolid, han dado grandísimas alegrías al balonmano español desde 1990 hasta 2010 aproximadamente. Desde hace 4 ó 5 años el declive ha sido brutal, con la desaparición del Balonmano Atlético Madrid, se ha producido una fuga masiva de nuestros hispanos.

Algo parecido ocurre también en España con el ciclismo. Tenemos sólo dos equipos profesionales en el Circuito Internacional, y uno de ellos el Movistar, es uno de los mejores del mundo. Hay muchísimos ciclistas españoles corriendo en equipos extranjeros por falta de patrocinio en España. Y ello no es óbice, para que España encabece como la nación líder en cuanto a triunfos en la clasificación UCI. A nivel de selección, somos los mejores del mundo, pero a nivel de equipo hay una escasez tremenda.

El balonmano y el ciclismo son dos deportes míticos en nuestro país en el que atraviesan una crisis terrible, lo cual no es obstáculo para que nuestros balonmanistas o nuestros ciclistas triunfen allá donde les acogen, en los más insignes clubes y equipos de Europa, una muestra de la excelente categoría que tienen y que el deporte patrio no ha sabido, o no ha podido retener. Una pena, pero es así.


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