Este fin de semana hemos asistido al vergonzoso espectáculo de unos insultos vertidos por el alcalde popular del municipio conquense de Villares del Saz, llamando "puta barata podemita" a la portavoz del PSOE de Castilla La Mancha, Cristina Maestre. Dicho insulto surgió a raíz de un comentario de ese alcalde sobre una noticia en la que la portavoz pedía que se dejase trabajar al gobierno de Emiliano García-Page, y en el que el edil arremetía contra los socialistas soltando entre otras lindezas tales como "lamepollas del PSOE". Eso lo dijo un señor que es alcalde de un pueblo, un cargo orgánico que se supone que debe dar ejemplo de educación. Son las 19:35 h del lunes 20 de julio, y estoy esperando a que el Ministro del Interior, señor Fernández Díaz, salga condenando dichos insultos y pidiendo la dimisión de ese edil. Pensaba que dada su locuacidad, el señor ministro saldría con la misma velocidad con la que lo hizo cuando pidió la dimisión del concejal del Ayto de Madrid, el señor Zapata, por unos tweets impresentables de hace unos años. No ha sido así. La tan manida doble vara de medir.
Pero no solo el ministro o ministros, porque tampoco Catalá ha corrido para dar instrucciones a la fiscalía para actuar ante semejantes barbaridades. Es que ninguna mujer del PP castellano-manchego ha sido capaz de condenar estos insultos y aborchonar a este sujeto públicamente. Todas callan.
Lo de este sujeto no tiene pase ninguno. Pero es que sus disculpas también por Facebook no son creíbles, son ridículas. Pide perdón a quién se haya sentido ofendido. Es increíble. No creo que fuera un momento de ofuscación o de locura mental transitoria. Este sujeto expresó realmente lo que piensa de sus rivales políticos. Yo no creo que piense de otra forma. Y ahora ante el tamaño de la bola que se ha formado, no sabe cómo salir del atolladero y se agarra al manido "pido disculpas a quién haya podido ofender". Hay que tener la cara muy dura para hacer esto. Yo creo que este señor demuestra el poco respeto que tiene a las mujeres y sus declaraciones delatan el machismo y la misoginia exacerbadas que lleva dentro. No lo puede ocultar.
Lo lamentable es que le rían las gracias y que las mujeres de su partido callen y no denuncien públicamente estas barbaridades. Si esto pasa en el PSOE, las mujeres socialistas ya hubieran puesto a parir al cafre del partido que hubiera insultado de forma grosera y machista a alguna rival política.
De vez en cuando aparecen estos estertores de la educación nacional catolicista: el hombre es el macho y la mujer solo vale para las tareas del hogar y procrear. Increíble pero cierto a estas alturas del siglo XXI.
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