Leo el reportaje sobre Jamaica como fábrica de velocistas (El País Semanal del 19 de julio) y es digno de elogio el excelente trabajo que hace un pequeño país del Caribe que no llega ni a 3 millones de habitantes en lo que a su seña de identidad se refiere, que no es otra que la velocidad en atletismo. Hay que ver cómo miman y cuidan a sus atletas e instalaciones, cómo buscan el talento velocista. Así como países africanos de la talla de Etiopía o Kenia se han especializado en el fondo y medio fondo (das una patada a una piedra y salen veinte Bekeles y Kiprop o veinte Dibabas), Jamaica ha encontrado su auténtico filón en la velocidad y a fe que lo explota.
No obstante, este año parece que los jamaicanos se están durmiendo un poco en los laureles y si no espabilan, el gigante americano les va a comer la tostada. Un crecido Justin Gatlin está intratable tanto en 100 como en 200 m y no hay ni rastro de jamaicanos en los primeros puestos del ranking de la temporada, salvo el repudiado por dopaje Asafa Powell, que este año ha hecho la quinta mejor marca en 100 con 9.81. En el ámbito femenino en cambio, en 100 m, Shelly-Ann Fraser-Pryce domina el año seguida de cerca por las americanas Gardner y Bowie, y las africanas Okagbare y Ahouré. No así en 200, donde la estadounidense Allyson Felix se muestra intratable y Fraser-Pryce no aparece en las primeras marcas. Quedan días para el Mundial de Pekín y no hay ni rastro del Rayo Usain Bolt, quién prácticamente no ha corrido nada este año y está totalmente missing. Sin embargo, son tan buenos y competitivos, tanto Bolt como Fraser-Pryce, que pese a todo son capaces de plantarse en las finales y repetir título de campeones del mundo casi sin despeinarse. Veremos.
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